El auge de la vida privada

J.C. Madrid
Luc Ferry es un filósofo francés, que fue ministro de Juventud, Educación e Investigación en un Gobierno del presidente Chirac, y que ha escrito una serie de libros. El penúltimo de ellos, "Aprender a vivir. Filosofía para mentes jóvenes", fue publicado el año pasado en España y comentado por nosotros en estas páginas, pues tenían interés las reflexiones que desgranaba en un intento de aplicar principios que emanan de aquella ciencia para lograr una existencia más plena.
Ahora aparece en la misma editorial su ensayo "Familia y amor", donde expone su personal visión de lo que está ocurriendo en relación con estos temas. Dos detalles de la vida cotidiana comienza por resaltar: los abundantes miedos cotidianos que invaden a los individuos (desde el calentamiento global a la precariedad; el aceite de girasol, añadiríamos nosotros) y la preocupación por cuestiones que antes pasaban desapercibidas para los más (los ojos se le abrieron de forma desmesurada cuando en su etapa de ministro unos miles de jóvenes se manifestaron? ¡en defensa de sus pensiones!). De ahí su pregunta: ¿Qué se puede hacer ante tanto miedo?
Ferry esboza su pensamiento frente a tal cuestión, no precisamente nimia, centrándolo en tres términos: deconstrucción, desposesión y sacralización. Las dos primeras hacen referencia al estado de depresión en que nos encontramos, mientras que la tercera insinúa el camino para salir de la crisis. Y sus conclusiones van por los siguientes órdenes: lo que los individuos consideran en nuestros días que de verdad da sentido a sus vidas se sitúa en el ámbito de la vida privada: "La vida amorosa o afectiva en todas sus formas, los vínculos que se establecen con los hijos al hilo de su educación, la elección de una actividad profesional enriquecedora también en el plano personal, la relación con la felicidad, pero también con la enfermedad, el sufrimiento y la muerte ocupan un lugar infinitamente más importante que unas utopías políticas que siguen pareciendo inaccesibles (?). La política tiende a convertirse cada día más en un auxiliar de la vida privada" (p. 28). Será discutible, ¿pero no resulta curioso?