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Dos de mayo de 1808
autor: José Luis de Olaizola
género: Novela
editorial: Ediciones B
edición: Barcelona, 2008
páginas: 274
precio: 18 euros

J.C.
Madrid
Ya hemos comentado en estas páginas más de un libro que se explayaba sobre los hechos relevantes que tomaron cuerpo en el mes de mayo de 1808. La conmemoración del bicentenario ha dado ocasión a que se recordara todo lo relativo a los desastrosos acontecimientos que protagonizaron Fernando VII y personajes notables de su corte, a los que se añadieron los que nos llegaron desde Francia, cuando Napoleón Bonaparte pensó que nuestro país estaba maduro para ser engarzado como una joya más de su corona. Hubo un serio error de cálculo (o varios) y lo que en principio parecía tremendamente fácil de lograr se convirtió en un calvario para las tropas francesas y para quienes las mandaban. Pero disparates parecidos se han cometido en la historia de todos los países y el de Iraq, por ejemplo, no es menos desastroso.
Aquellos sucesos pueden ser contados desde la óptica y la pasión del historiador, pero también con el conocimiento y las mañas del novelista. Esto último es lo que ha hecho un escritor experimentado como es José Luis Olaizola. Su relato "Dos de mayo de 1808" es un repaso vivísimo y bien documentado de aquellos sucesos, que se deja leer con agrado y hasta con fruición, porque no pretende meter los datos con calzador ni se aparta de cuanto aconteció, así que constituye una síntesis agradable que lleva a los lectores a buen paso sobre una España que se nos ha quedado vieja, pero que empezaba entonces a desperezarse.
Olaizola ha jugado en otros libros con los hechos del pasado para traerlos ante los lectores actuales, unas veces como pura historia; otras, siguiendo el hilo de lo acontecido, donde introduce aquellos elementos que no se distancian de la verdad, pero que le ofrecen cierta libertad de presentación; en alguna ocasión, como en esta, el fondo es absolutamente verdadero, pero el autor se ha permitido mayores libertades, siempre dentro de la verosimilitud. Muchos de los personajes de este relato no han existido, pero probablemente no se diferencian mucho de los reales.