TW
0

Pep Mir
Pocas noticias me han alegrado tanto en las últimas semanas como el anuncio de la publicación de una nueva novela de Eduardo Mendoza, "El asombroso viaje de Pomponio Flato". El título ya me pone los dientes largos, y lo poco que se ha avanzado de la historia, más. Y es que pocos autores abordo con tanta esperanza y devoción como Mendoza. Escribe de forma ágil, divertida, comprensible, pero sin dejar una sola palabra sin un significado, sin una intencionalidad concreta. Crea ambientes subrealistas pero próximos, tramas detectivescas con personajes rocambolescos aunque llanos y cercanos para el lector. Además, oh gran virtud tanto en la literatura como en la vida cotidiana, domina varios registros con igual maestría. Disfruté con la misma intensidad, por ejemplo, de "El año del diluvio" y "El laberinto de las aceitunas", obras dispares en estilo pero igualmente recomendables.
Pero no todo van a ser flores. Su última novela publicada, "Mauricio y las elecciones primarias" me gustó sin llegar a entusiasmarme, y no me parecieron acertadas (o al menos yo no les cogí el punto) las paranoias espaciales "Sin noticias de Gurb" y "El último trayecto de Horacio Dos", aunque reconozco que se me escapó alguna sonrisa durante su lectura.
Eduardo Mendoza es un autor para leer, para disfrutar, con textos relativamente cortos (sus libros pueden llevarse a la playa sin que sufra la espalda) y poco pretenciosos en cuanto a la estética, es decir, sin la opulencia solemne con la que muchos escritores pretenden pasar a la historia. No es, para que se entienda, de aquellos autores que se atribuyen como preferidos aquellos presuntos eruditos que pretenden mostrarse como grandísimos lectores ajenos a las mayorías vulgares (todos estos que se apuntan a descuartizar "El Código da Vinci" y que aplauden a José Saramago haga lo que haga). Tampoco se agarra al pesimismo existencial, ni a los excesos en las descripciones sexuales, o a la grosería, como hacen otros que buscan la gloria del reconocimiento.
Además, Mendoza tiene la virtud de ser un autor muy recomendable para aquellas personas que quieran empezar a leer. "La aventura del tocador de señoras", por ejemplo, es una obra delirante capaz de enganchar a cualquier no iniciado.
Arrivederci, pollo.