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La serie Fundación, es una serie de novelas de ciencia ficción escritas por Isaac Asimov. Está formada por siete títulos (es decir, es una heptalogía) escritos irregularmente desde 1941 hasta 1992, año de su muerte. Esta serie, junto con los cuentos y las novelas de robots, son los escritos más importantes de ciencia ficción de este prolífico autor. Tal vez al lector le parezca un tanto extraño la veneración con que es tratado este escritor. Pues bien, aparte de ser el escritor de ciencia ficción más conocido por el gran público, y uno de los más importantes de la ciencia ficción clásica (también conocida como la Edad de Oro de la ciencia ficción), hay que reconocerle que sus hipótesis y teorías han marcado de alguna forma ramas de la investigación científica de este siglo. Un buen ejemplo, es la robótica (un ejemplo obvio). Pero otro ejemplo es la sociología.

El eje fundamental de la serie Fundación es la Psicohistoria, ciencia ideada por Hari Seldon a finales del Primer Imperio Galáctico (aproximadamente dentro de unos 40.000 años terrestres). Esta ciencia es la sociología llevada a su extremo: las reacciones sociales reducidas a ecuaciones matemáticas basadas en la estadística.

En el argumento de la serie, con esta herramienta, Hari Seldon es capaz de hacer predicciones sobre las tendencias históricas y sociales, algo que un charlatán calificaría de predecir el futuro. La Psicohistoria le servirá para darse cuenta del futuro colapso del Imperio Galáctico, y los 30.000 años de penurias posteriores hasta el surgimiento de un Segundo Imperio. Es entonces cuando Seldon y su grupo conciben un plan, el Plan Seldon, para minimizar el efecto de la caída del Imperio. Para ello, establece dos Fundaciones en extremos opuestos de la Galaxia que, mediante su ciencia, calculan que formarán el núcleo del Segundo Imperio en sólo mil años.

Voy a hacer un breve repaso de los libros que componen la serie, en orden en que fueron publicados, no en el orden cronológico de la propia historia. Pero describiré también donde debe ser situado cada uno (por si les interesa una lectura en el tiempo).

La trilogía original.

Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación forman lo que se ha llamado la Trilogía de la Fundación o Ciclo de Trántor (Trántor es la capital-planeta del inmenso Primer Imperio Galáctico). Estos libros son en realidad una recopilación de cuentos aparecidos en la revista Astounding -dirigida por John Campbell.

Fundación está formada por los 4 primeros cuentos (Los enciclopedistas, Los alcaldes, Los comerciantes y Los príncipes comerciantes) publicados a partir de 1941, más un quinto cuento (Los psicohistoriadores, añadido en 1949 y que sirve como prólogo de la historia. Son los primeros que hablan sobre la Fundación, y en los que aparece inicialmente el concepto de Psicohistoria (inventado por Campbell y Asimov). Parte de la fama de Asimov viene de ellos. El argumento de este primer libro, se sigue un relato muy histórico, donde una época feudal da paso a una época renacentista. El Plan Seldon se desarrolla guiado además por hombres inteligentes que posteriormente se convertirán en mitos de la naciente Fundación.

Fundación e Imperioestá formada por dos cuentos de mayor tamaño que los anteriores (a medida que Asimov se desarrolla más como escritor, sus cuentos son mayores).El Generalsigue el estilo de Fundación, al mostrarnos el choque entre la Fundación y un Imperio en decadencia pero aún poderoso. Sin embargo, ese estilo histórico empieza a desaparecer en el segundo cuento:El Mulo, donde la Fundación se enfrenta a los poderes de un extraño mutante llamado el Mulo. La novela histórica da paso a la novela detectivesca, donde sólo algo se nos revela y tenemos que hacer deducciones por nuestra cuenta antes de que todo se descubra al final (¿todo?).

Segunda Fundación también está formada por dos cuentos, mucho más detectivescos que el anterior: El Mulo inicia la búsqueda y La búsqueda de la Segunda Fundación. En el primero, el Mulo trata de encontrar el emplazamiento de la Segunda Fundación antes de que ella le ataque. En el segundo, es la propia Fundación la que trata de averiguarlo al darse cuenta de su existencia y objetivo. Una amplia lucha estratégica y velada entre ambas se extiende por toda la Galaxia, unos por permanecer ocultos y otros por descubrirlos, todo ello con la suficiente dosis de intriga.

Estos 3 volúmenes fueron premiados con un premio Hugo en 1966 como la mejor serie de ciencia ficción de todos los tiempos. Es curioso de todas formas la ingenuidad tecnológica de Asimov en la misma (debido a la época en la que fueron escritos, todo sea dicho). Quitando el viaje hiperespacial, necesario para mantener un Imperio Galáctico, el ordenador más avanzado que aparece en todos los cuentos es ¡una calculadora! (precisamente en el primer cuento de Los psicohistoriadores que fue el último en escribirse).

El ENIAC (aparecido en 1946) no parecía haber fomentado su imaginación. Ahora mismo es impensable un cuento futurista en el que los ordenadores no tengan un papel, principal o secundario.

La saga continúa a principios de los 80.

En 1982 Asimov, presionado por sus editores, retoma la serie en un nuevo libro: Los límites de la Fundación. En ese tiempo, Asimov había dejado de ser un joven escritor de cuentos fantásticos en revistas a un reputado escritor de novelas de ciencia ficción. En Los límites... el autor nos presenta una novela casi del mismo tamaño que toda la trilogía anterior, y una única historia posterior a Segunda Fundación, aproximadamente con la mitad de los mil años del Plan Seldon transcurridos. Nuevamente, la intriga nos sitúa a dos personajes, un político exiliado y un historiador, en medio de un inmenso ajedrez galáctico de solapada lucha por el control de la Galaxia del que depende el futuro de la Humanidad.

Fundación y Tierra, escrita en 1983, retoma el final no totalmente satisfactorio de la anterior, y es una continuación de estilo, personajes y argumento de ella. Golan Trevize no se siente conforme con su decisión y parte en busca de un misterioso planeta, hundido en las neblinas de la mitología, llamado Tierra. También este libro es una novela de más de 150.000 palabras, nada que ver con el tamaño y esquema de los cuentos de la trilogía original.

Desde luego las computadoras aparecen -tangencialmente- en la historia, y empiezan a ser unas computadoras respetables. Sin embargo, lo que más destaca de estos dos libros es la lección de planetología que da Asimov cada vez que los protagonistas se acercan o salen de un planeta. Ello aporta un magnífico realismo a la novela. Uno se siente con ganas de convertirse en un vagabundo espacial...

Estos dos libros deben ser leídos después de la trilogía original porque son cronológicamente posteriores tanto en el argumento de la historia como en su publicación.

Finales de los 80: la saga termina donde empezó.

Preludio a la Fundación(1988) da un salto en el tiempo y vuelve a la época de Seldon. La intriga se traslada a Trántor, en el apogeo del poder Imperial. Seldon y su ciencia psicohistórica se ven envueltos en una lucha por el poder donde la recién nacida ciencia no debe caer en malas manos. Una intensa persecución por Trantor en una novela del estilo de las dos anteriores, pero con otros personajes y situaciones.

Hacia la Fundación es su obra póstuma (1993). Me pregunto si realmente la terminaría él. En todo caso, es una novela que trata de cubrir la etapa de la vida de Seldón desde la Huida hasta su muerte y el establecimiento de las Fundaciones. Es decir, que prácticamente acaba cuando empieza el cuento de Los psicohistoriadores. Me da la impresión que hay una personificación de Asimov en el personaje de Hari Seldon. Por ello, el final es doblemente emotivo: el final del personaje coincide con el final de la serie, y se extiende hasta el final de la vida del escritor. Un hermoso epitafio.

La gran duda que surge es: ¿cuando leer estos libros? En mi opinión, tratar de leerlos antes que la trilogía original no es buena idea, porque se descubre demasiado sobre lo posterior, aparte que corremos el riesgo de que la trilogía nos parezca simple. El problema es: ¿antes o después de Los límites... y Fundación y Tierra y Preludio... puede ser leído antes o después, (tal vez antes es una buena elección para casar con el final de Fundación y Tierra), pero desde luego, yo reservaría Hacia la Fundación para el final.

Estos tres últimos libros hacen además de nexo entre muchos de los libros de Asimov. Personajes y referencias hacen que la serie Fundación conecte con las novelas del Imperio (Las corrientes del espacio, En la arena estelar y Un guijarro en el cielo), las novelas de los robots (Las cavernas de acero, El sol desnudo, Los robots del amanecer y Robots e imperio) e indirectamente algunos cuentos de robots, e incluso otras novelas en principio completamente separadas como El fin de la Eternidad o Némesis. A todo este futuro de la humanidad imaginado por Asimov (con las inconsistencias lógicas de tratar de reunir historias diferentes escritas durante 50 años) se le conoce genéricamente como el Universo de la Fundación.

Un análisis personal sobre la serie.

Naturalmente, la Psicohistoria hoy por hoy no deja de ser una especulación científica. Sin embargo, es curioso que en las facultades de Psicología se estudie Estadística. Su propósito es supuestamente trabajar con test de hipótesis sobre cuestionarios, etc. Pero... ¿quién sabe?

Hay otras cosas interesantes en esta serie aparte de la Psicohistoria. Por un lado, la ausencia de extraterrestres en la Galaxia (en nuestra Galaxia, la Vía Láctea). Algunos enemigos se lo achacan a su falta de inventiva, sin embargo en algún otro relato suyo (Los propios dioses) puedo atestiguar que cuando se lo ha propuesto, seres verdaderamente extraterrestres han surgido de su imaginación. Es decir, formas de vida que se salen de nuestra concepción clásica, dejando a los típicos marcianitos verdes con antenas o los gigantes peludos como primos cercanos nuestros. El hecho de apartar otras mentalidades distintas del juego permite hacer una novela cuasi-histórica. De hecho, el autor reconoce abiertamente que el comienzo de su obra está inspirada en la Ascensión y caída del Imperio Romano, de Eduard Gibbon. La historia se repite parece querer decirnos el autor.

También hay una segunda lectura de ello, que no sólo se puede ver en esta obra, sino que también está presente en las novelas del Imperio (muy significativamente en The stars, like dust, que he visto traducido como Las estrellas, como polvo o En la arena estelar). Se ve un futuro con la humanidad extendida por muchos planetas, una humanidad de billones y billones de personas, pero donde cada planeta se convierte en una especie de aldea. El adelanto técnico está ahí, sí, pero no así el adelanto social. Los planetas y sistemas de planetas se convierten el reinos y autarquías, con reyes y dictadores de opereta. Las naves espaciales y sus tripulaciones sustituyen a los caballeros y sus ejércitos. Conceptos como la democracia, o el parlamentarismo no existen. Asimov nos presenta un futuro que, quitando la técnica, parece haber vuelto al pasado.

Uno pudiera pensar que Asimov se ha dejado llevar por un fatalismo sobre el futuro, muy típico de otros autores y otros subgéneros dentro de la ciencia ficción. Sin embargo, la razón es mucho más profunda. Como él mismo reconoce en el prólogo de alguno de sus libros, Asimov se tiene como un hombre liberal. Liberal en el sentido que lo es en los EE.UU.: un hombre de izquierdas moderado (al menos, todo lo de izquierdas que uno puede ser allí). Asimov participó activamente en la II Guerra Mundial como investigador para los EE.UU. contra la Alemania nazi (recordemos que era judío) y, desde luego, el totalitarismo era su mayor enemigo. En cierta forma, él hace una especie de apología del sistema democrático americano como la culminación de los sistemas políticos: el más perfecto de todos ellos al cual sólo se llega tras un grado de madurez de la sociedad. Asimov hace un piropo velado a sus contemporáneos presentando a sus futuros descendientes como una sociedad que han perdido la expansión interior (cultural, espiritual, política) por una expansión externa (física, técnica, espacial -a través de los planetas-).

En todo esto juega un papel esencial un tercer elemento muy típico de las novelas de ciencia ficción: el hiperespacio. Este es el elemento más típico para conseguir eludir el límite de la velocidad de la luz en los viajes interestelares.