El piloto Iván Torrijos (1978), cuya experiencia a los mandos de un avión rebasa el cuarto de siglo y las 12.000 horas de vuelo, será el protagonista en la tertulia de esta semana en el Ateneu de Maó, en la que fundamentalmente disertará sobre el miedo a volar, la denominada aerofobia, y como erradicar o cuanto menos poder combatir la misma, además de sobre otros pormenores y rutinas que envuelven cualquier vuelo.
Mañana en el Ateneu hablará sobre vuelos en avión. ¿En qué aspectos concretará?
—La charla tiene dos objetivos. Uno, el ambicioso, es que la gente tenga menos miedo a volar mediante el conocimiento. Se trata de saber más sobre esto para que el proceso del vuelo genere menos estrés o ansiedad. Y dos, para aquellos que tengan curiosidad, hablaremos de muchas curiosidades relativas al vuelo.
¿Topa con mucha gente que sufra de aeorofobia?
—Hay mucha gente con miedo a volar, con aerofobia, más de la que dice la gente. Conozco gente que no tiene miedo a volar y con los años le coge miedo al avión, sin que nunca le haya pasado nada.
Acumula más de 25 años de vuelo, habrá vivido infinidad de situaciones. ¿Alguna en la que temiera por su vida?
—Muchas, pero si queremos que la gente no tenga miedo a volar… por ejemplo, una noche, en el Aeropuerto de San Sebastián, una bandada de gaviotas estaba sobre la pista y el avión terminó con muchos daños, estuvimos muy cerca del desastre. Y los pasajeros no se enteraron de nada, aterrizamos y bien.
¿Los pasajeros son ‘una mercancía peligrosa’, generan problemas en un vuelo?
—Por lo general no, el pasaje no genera muchos problemas. Siempre hay distintos perfiles. He operado mucho en las islas y los más conflictivos son los equipos, sobre todo los formados por adultos. Son los que se descontrolan un poquito más, y era habitual los fines de semana tener altercados e incidentes.
¿Qué técnicas o protocolos promueve para desterrar o superar el pavor a volar?
—Tenemos tres herramientas para superar el miedo. La primera es la que vamos a trabajar; el conocimiento, el hecho de saber más sobre algo, te permite no tener miedo pues sabes qué está pasando. La segunda herramienta es ayuda profesional, un sicólogo, que te facilite herramientas para gestionar la ansiedad, el estrés, que te permita aislarte de las emociones... y la tercera es utilizar esas dos herramientas por medio del trabajo interno, puesto que de nada te sirve que te den conocimiento y herramientas para gestionar la ansiedad si tu no las aplicas en un trabajo anterior.
En los últimos 25 años la amenaza terrorista ha puesto el foco en el avión. ¿Entiende que ese es otro factor que genera pánico a volar?
—Sí, todos los factores son contribuyentes en un determinado grado. Lo que estamos viendo en redes sociales, por ejemplo, de gente que ha intentado abrir las ventanas o las puertas de emergencia en pleno vuelo. Enseguida a la gente le saltan las alarmas de que es por terrorismo, pero quizá es un bromista, un borracho o un loco... pero hay sicosis, enseguida, de pensar que es un terrorista. Pero los niveles de seguridad que hay en los aviones, comparado con cualquier otro medio de transporte como el barco o el tren... De hecho, me resulta raro, cuando subo a un barco o a un tren, las pocas medidas de seguridad que hay. Cuando coges el barco para Ciutadella, puedes meter una furgoneta y no se mira que hay dentro. Podría estar llena de explosivos y nadie tiene miedo de coger ese barco. O cuando vas en tren, te acuerdas del 11-M y ves que no existen los filtros de seguridad que sí hay en los aeropuertos.
La suya, por otra parte, es una profesión que reclama una considerable forma física. ¿Es muy exigente en su rutina diaria, en cuanto a ejercicio, alimentación...?
—Somos la tercera profesión con mayor porcentaje de infartos, y en su momento fuimos la primera. Tenemos reconocimientos médicos anuales, en los que se nos hacen electrocardiogramas, análisis de sangre, de drogas, de oído, vista... tienes que mantenerte dentro de unos niveles, aunque por lo general la tendencia actual es que la gente intenta ser más sana, cuidar más la alimentación, hacer más deporte. ¿Por mi cuenta? Sí, hago mi rutina, me paso muchas horas sentado y cuando llego al hotel, lo primero que hago es ir al gimnasio. Es fundamental moverte, también a nivel mental después de tantas horas encerrado en una cabina.
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