Son barreras arquitectónicas los bordillos y los adoquines que forman pavimentos irregulares e inestables en las paradas de autobús. | Gemma Andreu

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Menorca aspira a convertirse en un destino accesible para todo el mundo. Pero la realidad hace que esa aspiración sea, de momento, solo eso, una pretensión que se ha quedado estancada. Y uno de los motivos es que la accesibilidad del transporte se ha visto frustrada por constantes averías en las rampas de acceso a vehículos adaptados y sistemas de anclajes para sillas de ruedas. Si ya de por sí, y a diario, las personas con movilidad reducida se topan con barreras que dificultan la accesibilidad, se encuentran también con problemas sistemáticos para acceder a autobuses y taxis adaptados que se convierten en un auténtico desafío para moverse por la Isla.

«Las administraciones deben asegurar, por normativa, que el transporte público reúna las condiciones necesarias de accesibilidad para que todas las personas puedan hacer uso del mismo atendiendo al principio de igualdad y no discriminación», recuerdan desde el departamento de Accesibilidad Universal de la Fundació per a Persones amb Discapacitat de Menorca, que en 2022 aprobó un convenio de colaboración con el Consell insular para fomentar la accesibilidad universal en la Isla y convertirla así en un destino inclusivo para personas con diversidad funcional.

Si bien la entidad y la institución insular elaboran un plan de acción para ejecutar las adaptaciones necesarias y el contrato de gestión del servicio regular de viajeros marca como «objetivo inexcusable» garantizar la accesibilidad en el transporte público en todo el territorio, la realidad es que la atención prestada a los usuarios con discapacidad resulta insuficiente. «Hemos detectado incidencias constantes en la línea de autobús que cubre la ruta entre Maó y Ciutadella», lamenta Antoni Gomila, director de la Fundació Tutelar Demà, dedicada a atender a personas con trastorno mental grave, algunas con movilidad reducida.

Fallos en rampas y cinturones

Fallos en las rampas y plataformas elevadoras, así como en los sistemas de anclajes para sillas de ruedas y cinturones, constituyen los problemas que más denuncian las personas con movilidad reducida, que ven cómo se limita su acceso a espacios cotidianos, de socialización y ocio. «Las actividades que hacen de inserción comunitaria son muy necesarias y su continuidad peligra con el problema de la adaptación de los autobuses», advierten desde la Fundació Tutelar Demà, que, además, relata cómo crecen los nervios entre los usuarios al pensar que cabe la posibilidad de que no puedan emprender el viaje en transporte público.

Uno de los testimonios explica que, en el último mes y medio, se ha encontrado con hasta tres incidencias. Dos de ellas en el autobús, al no funcionar la plataforma elevadora. Una de las veces esperó a que pasaran tres autobuses, la segunda esperó tres cuartos de hora en la calle y en pleno invierno. La tercera incidencia fue en el taxi, al no funcionar los cinturones. Tanto es la incertidumbre de si podrán subirse o no al vehículo que incluso han llegado a llamar con antelación para avisar que habría viajeros en silla de ruedas.

Piden, por todo ello, que se revisen todos los implementos necesarios para asegurar la accesibilidad en el interior de los vehículos y que los chóferes sepan cómo usarlos. «Sabemos más nosotros que ellos», reconocen.

Una obligación

Desde TMSA, Autocares Torres y Autos Fornells, las tres empresas concesionarias del servicio de transporte público de la Isla, afirman que prácticamente todos los vehículos que están en circulación son adaptados, aunque cada uno de ellos con sus particularidades. Los urbanos de piso bajo disponen de una rampa que se extiende al mismo nivel, los interurbanos cuentan con una plataforma elevadora y los pullman no suelen contar con ningún dispositivo.

Precisamente, los interurbanos que cruzan la Isla son los que más incidencias registran en la operatividad de la plataforma elevadora. Averías y desajustes en las piezas de la infraestructura por el impacto de los badenes y resaltos, por ejemplo, son la causa principal, aunque defienden que «realizamos el máximo mantenimiento preventivo y formamos a los conductores».

El apunte

Una auditoría pide mejorar todas las paradas de autobús

Todas las paradas de autobús deberían mejorarse para que reúnan condiciones de accesibilidad. Es la conclusión que se desprende de la auditoría que se practicó el año pasado en todas las paradas de autobús de Menorca, en el marco del convenio de colaboración que firmaron en 2022 la Fundació per a Persones amb Discapacitat de Menorca (FPDM) y el Consell insular para fomentar la accesibilidad universal en la Isla. En la auditoría, se analizó cada parada para ofrecer propuestas de mejora con las que romper las barreras tanto arquitectónicas como comunicativas que se detectaron y también se estudió el entorno de la parada y el itinerario de acceso.

«No se trata de hacer adaptaciones solo para personas con movilidad o visión reducida, sino también para personas con otras discapacidades sensoriales como la auditiva, cognitiva e intelectual», apuntan desde la FPDM. Para ello se propuso mejorar en iguales condiciones todas las paradas con dimensiones que faciliten el acceso a los usuarios con silla de ruedas, pavimentos orientativos para personas con visibilidad reducida, señalización visible y clara con pictogramas y sistemas de información y comunicación visuales, acústicos y táctiles. También se solicitó que el propio medio de transporte sea adaptado, con una rampa de acceso o una plataforma elevadora, un espacio reservado en su interior y una pantalla informativa clara y actualizada que identifique cada una de las paradas que hace el vehículo.

Respecto a las paradas, la FPDM toma como referencia las de aquellas ciudades grandes como Barcelona o Madrid, donde, además de que los autobuses pasan con más frecuencia, la gran mayoría de paradas y autobuses están preparados para la atención de cualquier usuario con discapacidad. Precisamente, las propias empresas de transporte de Menorca advierten que la accesibilidad no se puede garantizar si no se cumple en el punto de origen y destino.