La torre de control ya ha cumplido su vida útil y AENA va poniendo parches a la espera de implantar un sistema virtual que está encallado.  | Gemma Andreu

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El sistema de control aéreo virtual instalado en el Aeropuerto de Menorca no se puede poner en funcionamiento porque presenta graves deficiencias que hacen inviable su utilización con tráfico real. No es que lo digan los controladores aéreos que lo han probado, que también, es que lo afirma negro sobre blanco la propia empresa pública encargada de la navegación aérea, Enaire, corresponsable de la implantación del nuevo sistema juntamente con AENA, que lleva más de un año limitándose a asegurar sobre el retraso acumulado –la previsión era ponerlo en marcha en 2021– que el proceso es «complejo» y que sigue en una «fase de pruebas» que tenía que haber durado dos meses y ya lleva 31 sin dar resultados.

Uno de los informes elaborado por Enaire a los pocos meses de empezar el periodo de pruebas, al que ha tenido acceso este diario, revela algunos de los defectos, como la posición de la cámara que debe permitir a los controladores monitorizar el tráfico, que «dificulta una adecuada visión de la pista». El documento pone algunos ejemplos preocupantes. «Cuando un despegue se aproxima al punto de espera es difícil saber exactamente si se encuentra ya allí o no», lo mismo ocurre con cualquier elemento móvil que se desplace por la pista o por los accesos de la misma, por ejemplo bomberos o fauna.

El informe alerta de que en la parte izquierda del campo de visión de los monitores desde los que los controladores tienen que separar el tráfico aéreo hay dos torres de iluminación «que interrumpen la detección de aeronaves en la aproximación final ya que todas pasan por este pequeño hueco entre ellas y, cuando coinciden aeronave y torre, se produce un momento de incertidumbre». Además, detalla, si hace un día ventoso, algo muy habitual en Menorca, la fijación de las llamadas cámaras PTZ, las que permiten hacer zoom y rotar el enfoque, «es deficiente ya que la imagen que proyectan vibra tanto que dificulta la visión correcta del objetivo al que estén mirando», asegura.

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Más deficiencias

Por otra parte, y entre otras deficiencias, también se pone de relieve que la dimensión y ubicación de los monitores que se han instalado «no dan respuesta a la normativa en materia de visión horizontal y vertical», además de ser muy pesados, por lo que, en caso de necesidad de sustitución o reubicación, requieren de «dos personas de mantenimiento», cuando solo está previsto en turno de tarde y fines de semana que haya un técnico de mantenimiento. «Los monitores, sus ordenadores y cableados –afirma el documento– dificultan su mantenimiento de forma severa».

Estas deficiencias, solo se recogen aquí algunos ejemplos de un listado mayor, son las que han llevado a AENA a paralizar el proceso de implantación de la torre de control. Algunas de ellas ya habían sido apuntadas por los propios controladores en diciembre de 2023. Entonces el gestor aeroportuario solo reconoció que el proceso era complejo. En su descargo hay que subrayar que en el convenio firmado en 2020 entre AENA y Enaire para el desarrollo e implantación del proyecto de torre remota se especifica que «las partes deberán mantener la confidencialidad de toda la información puesta en su conocimiento durante su desarrollo».

Ello explicaría la opacidad que ha rodeado un proceso que lleva meses en suspenso a la espera de decidir si llevar a cabo más inversiones que lo hagan viable o si se termina renunciando. Mientras tanto, y después de que AENA descartara la construcción de una nueva, la torre de control física, la que está en funcionamiento, la más antigua de España y con su vida útil ya cumplida, va acumulando apaños.

El apunte

La torre de control remoto también está atascada en Vigo

AENA anunció en el año 2019 que había escogido dos aeropuertos españoles para poner en funcionamiento un nuevo sistema de control aéreo virtual, la llamada torre remota, que debía permitir a los controladores ordenar el tráfico aéreo sin necesidad de tener contacto visual con la pista, un proyecto que esperaban que fuera una realidad en las dos terminales en el año 2021. Sin embargo, han pasado más de tres años y ninguno de los dos proyectos han visto la luz, atascados en una eterna fase de pruebas que está dando tantos problemas que ni siquiera permite someter los nuevos sistemas a la supervisión de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA).

Como ocurre en Menorca, también en el aeropuerto de Vigo (El Peinador) los controladores han denunciado deficiencias en el nuevo sistema instalado, según ha venido informando la prensa local. La similitud de ambos proyectos contrasta con las diferencias entre aeropuertos. Mientras por la terminal menorquina han pasado en 2024 casi 4,2 millones de pasajeros, la viguesa ha cerrado el año con poco más de un millón.

El Aeropuerto de Menorca da servicio a una región insular, sin alternativa de transporte más allá de la vía marítima, siendo una infraestructura crítica. En cambio, como resulta obvio, el de Vigo tiene alternativas por vía terrestre, además de otros aeropuertos relativamente cercanos. Sirva de ejemplo un hecho. En mayo de 2024 el aeropuerto de Vigo cerró durante 25 días por reformas en la pista, sin mayor impacto. ¿Se imaginan algo así en Menorca?

Se frustró en Escocia

En 2022, las autoridades confirmaron la suspensión del proyecto de torre remota que se quería impulsar en las islas escocesas por los problemas técnicos encontrados. En esa instalación se habían invertido nueve millones de libras (10,7 millones de euros al cambio). Aquí se pretende implementar por la mitad.

Las claves
  1. La cámara dificulta la correcta visión de la pista

    La inclinación de la cámara con respecto a la pista dificulta la visión de la misma hasta tal punto que cuando un avión se acerca a la zona de espera para despegue «es difícil saber exactamente si se encuentra ya allí o no».

  2. El viento provoca vibraciones en las imágenes

    Las imágenes que proporcionan las llamadas cámaras PTZ (permiten hacer zoom y rotar las ópticas) vibran dificultando la visión cuando hay un día ventoso debido a la mala fijación de la estructura que las sostiene.

  3. Torres de luz en el campo de visión de los monitores

    Otro de los defectos detectados es que en una zona de los monitores que deben permitir una visión panorámica hay dos torres de iluminación que interrumpen la visión provocando momentos de «incertidumbre».