Cosecha de uva en una plantación de Menorca. | CIME

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La cosecha de 2024 del Vi de la Terra Illa de Menorca supone un bache en la evolución de un sector que había tomado impulso en los últimos años. El efecto combinado de la sequía y el ataque de especies como la paloma torcaz sobre las uvas está detrás de un descenso que ha afectado, en mayor o menor medida, a todas las Islas.

En el caso de Menorca, la producción de vino autóctono se sitúa en los 1.882 hectolitros, cien menos que en 2023, lo que supone un descenso del cinco por ciento. Cada hectárea ha producido 600 kilos menos de uva. Pese a ser importante, la caída en la producción es más leve que en resto de Balears porque la suma final se ha compensado por la puesta en marcha de nuevas zonas de producción.

La superficie del campo menorquín destinada a los viñedos alcanza ya las 92,8 hectáreas, nueve más que hace un año, y representa el 4,3 por ciento de las viñas del conjunto de Balears. Pese a tener más terreno que nunca dedicado a este cultivo, la vendimia se ha saldado con 305 toneladas de uva, un 6,4 por ciento menos que en 2023.

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El vino que llega al mercado

En términos de producción, las bodegas adheridas a la marca de calidad Vi de la Terra Illa de Menorca han puesto en el mercado 1.882 hectolitros durante 2024, frente a los 1.982 del año anterior. Tanto Menorca como el resto de Balears se alejan de las cifras récord alcanzadas en la añada anterior.

En el conjunto de las islas, el descenso de producción de vino alcanza el 22 por ciento respecto a 2023, con un total de 53.253 hectolitros. La superficie de viñedo en el archipiélago mantiene su tendencia al alza, con un 2,8 por ciento más que el año anterior. Sin embargo, la producción de uva ha pasado de 11.092 toneladas a 8.515, un 23 por ciento menos.

Eivissa, la peor parada

En 2023 la producción media por hectárea fue de 5,3 toneladas y este año ha bajado hasta las 3,9. En palabras del conseller de Agricultura, Joan Simonet, «esta bajada de rendimiento ha sido muy variable de unas zonas a otras, pero es esencialmente consecuencia de la sequía, de la distribución de la poca pluviometría en momentos vegetativos inadecuados y también de la incidencia de las palomas torcaces en el viñedo en algunas zonas, especialmente en Eivissa y Formentera».

En relación con los tipos de vino, la disminución más destacable ha sido en los vinos tintos, con un 26,9 por ciento menos, seguida de los vinos rosados, que se han elaborado un 21,2 por ciento menos que en 2023. Los vinos blancos también han sufrido un decremento en la producción, pero más moderado (un 17,1 por ciento menos).