Un megayate y un barco de paseos turísticos en el puerto de Maó.

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Grandes inversores que compran cientos de hectáreas y empleados que no consiguen llegar a final de mes. Clientes de cinco estrellas gran lujo que cenan langosta y mochileros a bordo de furgonetas destartaladas que atestan el Mercadona. Menorquines que reforman pisos para ponerlos a mil euros en el mercado del alquiler y compañeros de trabajo que no pueden permitirse acceder a una vivienda. Promotores que se fatigan en la tramitación de cualquier proyecto y jóvenes que ni en sueños pueden emanciparse y emprender el suyo propio... Bienvenidos todos a la Menorca de las oportunidades.

Propietarios con casas vacías ante el temor de que no les paguen el alquiler y adultos con hijos compartiendo pisos de 60 metros cuadrados a 400 euros la habitación. Gurús empresariales que reúnen en sus mansiones menorquinas a la flor y nata del emprendimiento y adolescentes que no alcanzan los más elementales niveles de lectoescritura. Potentados que aterrizan en la Isla de moda en su avión privado y residentes que pierden citas médicas por el colapso de los vuelos a la Península. Inmigrantes que arriban a la Isla para deslomarse en una obra o un hotel e inmigrantes que lo hacen con cientos de miles de euros en efectivo en el bolsillo para especular en una isla que les ha «enamorado»... Sean todos bienvenidos a la Menorca del siglo XXI.

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Despachos profesionales que toman a todos por tontos intentando hacer pasar piscinas por aljibes, estanques o balsas de riego para forrarse con la explotación de un agroturismo y ciudadanos ahogados en una poza de deudas. Barrios de núcleos urbanos que se empobrecen a cada año que pasa y urbanizaciones de costa en los que la renta media se dispara. Imponentes megayates que fondean donde les da la gana y bañistas que se amontonan en playas vírgenes que están perdiendo su virginidad. Dueños de casas que riegan cientos de metros cuadrados de césped a plena luz del día y conciudadanos que se gastan lo que no tienen en agua embotellada porque la del grifo está contaminada por exceso de nitratos... Bienvenidos a una Menorca dos punto cero, que se está partiendo en dos.

Motivadores personales que prestan sus servicios para sacar la mejor versión de quien pueda pagarlos y pacientes de la sanidad pública que esperan dos meses para un control psiquiátrico que les ayude a abandonar su peor versión. Obreros que levantan chaletazos en primera línea como setas en un otoño lluvioso y templado mientras (des)esperan en listas del Ibavi para un piso de protección oficial. Administraciones que desregulan y agilizan la legalización de construcciones sin licencia pero que tardan lustros e incluso décadas en levantar viviendas sociales. Patriotas que claman contra un Estado fallido    y compatriotas que se dan cuenta de que la mayoría de estados fallan cuando se agigantan las brechas sociales. Bienvenidos sean todos a la Menorca más desigual.