Durante tres días los técnicos han realizado mediciones al detalle de las zonas inundables.

TW
11

El Observatorio de Riesgos Naturales y Emergencias de Balears (RiscBal), organismo dependiente del Govern balear gestionado a través de la Fundació Universitat-Empresa de les Illes Balears y a la Universitat de les Illes Balears, tendrá «en un futuro cercano» la capacidad para poder advertir de las probabilidades de inundación a equipamientos concretos, tales como centros sanitarios, espacios educativos, caminos o puentes. En Menorca esta mejora técnica, clave para minimizar daños en caso de tormentas fuertes como las que se han producido recientemente en el levante peninsular o el pasado 15 de agosto en Menorca, será posible gracias al trabajo de campo que RiscBal ha estado realizando en octubre en la Isla, y que ha consistido, entre otras cosas, en un detallado levantamiento topográfico de las principales zonas inundables de la Isla.

Los datos obtenidos mediante drones equipados con tecnología láser durante tres días de trabajo permitirán generar modelos digitales en tres dimensiones del terreno de muy alta resolución, recogiendo las especificidades de cada tramo de 25 centímetros. «Tenemos información palmo a palmo», explica Joan Estrany, director de Riscbal. Con estos datos y los que llegan de las estaciones de control que ya funcionan en estos momentos en los torrentes de la Isla se podrán establecer simulaciones del comportamiento de las corrientes de agua en cada punto y escenario meteorológico, afinando mucho más los riesgos hidrológicos reales en función de las distintas variables. «Cuando tengamos este modelo, podremos realizar un aviso directo telefónico al responsable del equipamiento en cuestión para evitar una situación de riesgo», explica.

Las mediciones se han realizado en las zonas urbanas inundables de Es Mercadal, Alaior y Ferreries, los municipios considerados más sensibles desde el punto de vista de la posibilidad de inundaciones. Estrany explica que esta actuación ha requerido del visto bueno de una importante cantidad de administraciones, con la consecuente tramitación de autorizaciones.

Joan Estrany comenta que la pretensión de RiscBal es «a medio plazo» emitir boletines de alertas hidrológicas que acompañen a las clásicas alertas meteorológicas, ya que el nivel de las segundas no siempre tiene correlación con las primeras. Es decir, una cantidad de lluvia determinada puede generar un mayor o menor riesgo de inundabilidad en un torrente, por ejemplo, en función de la época del año o del caudal existente. Ahora mismo ya es posible desde la aplicación de RiscBal para teléfono móvil conocer las posibilidades de inundación en cada punto de las Islas a dos horas vista, pero en cuanto se ponga en marcha esta nueva iniciativa se hará de una manera más abierta. También emite avisos.

Afinar en las alertas, comenta Joan Estrany, es importante para generar una «cultura del riesgo», es decir, que tanto las administraciones como la ciudadanía sea consciente de lo que supone encontrarse en una zona donde pueden producirse fenómenos hidrológicas y sepan ser precavidos cuando existe un riesgo real. La emisión de alertas demasiado genéricas, y que a menudo no afectan a zonas en concreto, no ayudan, admite, a generar esta cultura, aunque es necesario que la gente comprenda que una alerta no necesariamente implica siempre que algo tenga que ocurrir. «Vale más dar falsos positivos que falsos negativos, nunca está de más un falso positivo», comenta. Más aún en el actual contexto de fenómenos de extrema gravedad cada vez más frecuentes.

Más dificultades en los territorios insulares

El cambio climático complica extremadamente las tareas de predicción de fenómenos hidrológicos vinculados a determinadas condiciones meteorológicas. Las tormentas son cada vez más rápidas e intensas en todos los lugares del mundo, como se ha visto recientemente en Valencia, y esto provoca que los modelos de análisis de Riscbal permitan ofrecer datos fiables en un margen de apenas un par de horas, como máximo. El hecho de trabajar en un territorio insular, con islas de reducidas dimensiones, no ayuda a esta tarea. Joan Estrany comenta que en Europa se está trabajando con cuencas de una extensión de 5.000 kilómetros cuadrados, mientras que en Balears la cuenca máxima alcanza los 500 kilómetros cuadrados en Mallorca.

El apunte

Protocolos claros y conciencia social, claves para prevenir

En estos momentos RiscBal dispone en las zonas inundables de la Isla de estaciones de medición que proporcionan datos en tiempo real de las distintas variables meteorógicas y los niveles de la lámina de agua de los torrentes, estaciones de monitoraje que han sido también en octubre objeto de mantenimiento y puesta a punto. Estos controles funcionaron en la tormenta del pasado 15 de agosto, pero Estrany recuerda que la información recogida en Es Mercadal no llegó de forma adecuada a las administraciones y, por tanto, a la ciudadanía. «No hubo un muerto de milagro», señala para remarcar la importancia de aquel episodio en el que se produjeron «disfunciones» en la comunicación del riesgo a los ayuntamientos y entidades implicadas. La clave para evitar nuevas disfunciones de este tipo, además de afinar en las predicciones, es establecer protocolos claros de actuación y comunicación en caso de riesgo, «se tienen que entender y se tiene que querer asumir por parte de todos, emisor y receptor. Todos tenemos que saber qué hacer en estos casos». Ahora mismo esta receptividad antes las alertas no existe, «falta cultura de riesgo, tanto en las administraciones como entre los ciudadanos, todos tenemos que concienciarnos de que hemos ocupado zonas de riesgo. O las desocupamos, algo que es utópico, o desviamos el torrente o aprendemos a convivir con el riesgo». Esto significa que «la gente que vive junto a un torrente tiene que ser consciente de lo que implica con un clima cambiante, la zona es la que vive es inundable, y no porque lo haya dicho un gobierno, lo es porque hay un riesgo de inundación».