Menorca cumplió con la tradición de la festividad de Todos los Santos, una celebración que se vivió, no obstante, en un clima diferente a los últimos años. La reciente tragedia vivida como consecuencia de las inundaciones en Valencia y el luto oficial declarado por el Gobierno central estuvo muy presente en un día tan señalado, centrado en el recuerdo de quienes ya no están entre nosotros.
Cientos de menorquines se acercaron a los cementerios para realizar las ofrendas florales, pero con un ambiente mucho menos poblado que otros años. Primero, por una tendencia que viene cogiendo fuerza desde la pandemia, que hace que las visitas a los camposantos sean mucho más escalonadas, con una mayor actividad en los días previos. Por otra parte, la alerta meteorológica hizo posiblemente que mucha gente no se desplazara ante la amenaza fuertes lluvias.
En Ciutadella, a media tarde, ayer había apenas gente en el cementerio. Por la mañana, en torno al mediodía, hubo más movimiento, pero sin aglomeraciones. Fue justo a esa hora cuando se celebró el tradicional de recuerdo a los fallecidos por parte del Ayuntamiento, con una nutrida representación de la corporación municipal, encabezada por el alcalde Llorenç Ferrer.
En la localidad de ponent, fue el vicario general de la Diócesis, Bosco Faner, el encargado de pronunciar una plegaria. No sin antes tener unas palabras de recuerdo para todos los difuntos «víctimas de las tormentas y temporales».
Tras proceder a la ofrenda floral, la comitiva se trasladó hasta otra parte del cementerio para, como cada año, rendir homenaje a una figura del municipio. En esta ocasión fue Antoni Seguí Sintes (1889-1974), con motivo del 50 aniversario de su fallecimiento. Seguí, quien ostenta el reconocimiento de hijo ilustre de la ciudad, destacó por ser una persona clave en el Centre Catequístic Sant Miquel. Miembros de esa comunidad, familiares y representantes municipales asistieron a la lectura de una breve semblanza sobre su figura. Posteriormente, la comitiva se desplazó hacia el otro cementerio de la ciudad.
Al igual que en Ciutadella, en Alaior también se vio menor volumen de visitas que otros años. El Ayuntamiento hizo restricciones en la circulación vial para que las personas pudieran desplazarse a pie hasta el camposanto, pero en el mismo mensaje que informaba de esa cuestión también recomendaba que «se visite el cementerio otro día», debido al estado de alerta naranja y a las previsiones meteorológicas adversas.
Los que asistieron pudieron ver cómo una vez más se cumplió con la tradición del ‘toque de silencio’, interpretado por un trompetista. Una costumbre en el municipio con más de 150 años de historia con la que se pretende rendir homenaje a los difuntos de la población. Un signo de duelo y recuerdo que en esta ocasión se hizo también extensible a todos los fallecidos como consecuencia de la reciente DANA.
Cabe destacar que también en el cementerio de Maó, al menos durante la mañana, la actividad de visitas fue menor que otros años, en un día gris y plomizo en el que Menorca estuvo pendiente durante gran parte del día de las tormentas anunciadas.
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