La apuesta del Ministerio por el desarrollo de la energía eólica marina en aguas de Menorca despierta el interés de los inversores. | IBERDROLA /EP

TW
14

El Ministerio para la Transición Ecológica ya tiene sobre la mesa los llamados documentos iniciales de dos proyectos para instalar parques de energía eólica marina frente a las aguas de Menorca, uno promovido por la francesa Qiar y otro por la madrileña WTF Energías Renovables. Sin embargo, tanto por la ubicación escogida por los promotores entre la delimitación de zonas aptas aprobada por el Gobierno central, como por la capacidad actual y prevista para la red de transporte de energía de la Isla, el desarrollo de las dos iniciativas es inviable. Tal y como han sido comunicados, y siempre teniendo tomando en consideración que se trata de documentos de intenciones, son proyectos incompatibles abocados a competir por el visto bueno de la Administración.

De los 225 kilómetros cuadrados que suman los dos áreas marinas de «alta aptitud» que el Ministerio ha escogido al este y noreste de Menorca –las únicas localizadas en el mar balear– los equipos de ingenieros contratados por las dos empresas han escogido el mismo emplazamiento. Ambos han optado por esbozar sus aerogeneradores en la zona delimitada al noreste de la Isla, la menos alejada de la costa, y dentro de este espacio, en el sector más cercano a tierra firme. Obviamente no se trata de una coincidencia fortuita.

Noticias relacionadas

Pese a los reparos paisajísticos que suele generar entre algunos sectores de la población, la proximidad de los molinos a la costa abarata notablemente los costes del proyecto, hasta puntos críticos que pueden determinar su viabilidad por dos motivos básicos. Por un lado, por la longitud de la infraestructura de evacuación para hacer llegar la energía a las subestaciones eléctricas. No es lo mismo tirar cable desde una distancia de poco más de cuatro kilómetros, que hacerlo desde once kilómetros, el punto más cercano a la costa de la otra zona apta, localizada en la misma latitud que el puerto de Maó.

Por otro lado hay que tener en cuenta la profundidad. La zona de aptitud ubicada al noreste de la Isla, la más grande con una superficie de casi 150 metros cuadrados, presenta una pendiente que oscila aproximadamente entre los 100 y los 1.100 metros de profundidad. Ambos proyectos tratan de buscar la franja más superficial para facilitar el proyecto y abaratar los costes del anclaje al fondo marino con el que se sujetan las estructuras flotantes sobre las que se instalan los molinos.

Aun si los promotores accedieran a mover sus molinos para que cupieran físicamente ambos proyectos, hay otro impedimento insalvable, incluso en el largo plazo: la red de transporte no da ni ahora ni con el segundo enlace submarino previsto para evacuar una potencia que suma más de 400 MW. De hecho para que se lleve a cabo solo uno de los dos es necesario que se haga el segundo cable y que se acepte utilizarlo para la exportación de tamaña producción eléctrica.

Las necesidades eléctricas más allá del objetivo 2030

El proceso de transición energética que apenas empieza a dar sus primeros pasos en Menorca supondrá un incremento considerable de la demanda eléctrica insular que hay que tener en cuenta a la hora de valorar la necesidad de proyectos de generación renovable que ahora, con una visión a corto plazo, se antojan sobredimensionados. La electrificación de la economía para dejar de depender de los combustibles fósiles está ahora centrada en la Isla en reducir la dependencia de la central de Maó en la generación de energía para satisfacer la demanda actual, con el horizonte ubicado en el año 2030. Sin embargo, en un futuro no tan lejano habrá que actuar con mayor decisión en sectores como el transporte, con la descarbonización de medios terrestres, marítimos y aéreos, la industria y la climatización de edificios, lo que previsiblemente –sin olvidar las opciones de que se desarrollen otras tecnologías– aumentará la dependencia de la energía eléctrica producida con fuentes renovables.

También se debe tomar en consideración que la transición energética no es un objetivo insular, sino global. En ese sentido, cuando el Ministerio delimita zonas frente a la Isla para el desarrollo de parques eólicos marinos no lo hace pensando en las necesidades de la Isla, sino del conjunto del sistema eléctrico.