Oficina de Correos en  la calle Ciutadella de Maó.  | Gemma Andreu

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Los trabajadores de Correos dieron ayer la voz de alarma sobre la situación que se está viviendo en algunas oficinas de la empresa. «Estamos dando un servicio pésimo», denuncia la secretaria provincial de CCOO Correos, Juana García, quien señala especialmente el caso de Maó, donde asegura que existe correspondencia por entregar fechada a finales de junio, retrasos de hasta dos meses que están provocando un creciente malestar no solo entre los ciudadanos, sino también entre los propios empleados.

La razón del colapso que está sufriendo el servicio, denuncian, es la falta de personal suficiente. Aseguran que, entre vacaciones y jubilaciones no cubiertas, refuerzos escasos y bajas médicas, las plantillas están a menos del 50 por ciento del personal habitual y acusan a la empresa estatal de no haber ordenado los adecuados refuerzos. La consecuencia es que «los trabajadores nos vemos obligados a hacer varios sectores o poblaciones cada día, aumentando de forma desmesurada, duplicando e incluso triplicando, el kilometraje normal de reparto, que en muchos casos llega a ser imposible de asumir».

Es por ello que desde el sindicato exigen a la jefatura de Correos que tome medidas urgentes para desatascar la situación, contratando personal suficiente y de forma inminente». También denuncian la escasez de fondos en los Presupuestos Generales del Estado para un servicio público de reparto que aseguran que «está infrafinanciado». Los trabajadores tienen la mosca detrás de la oreja y alertan de que «se está dando un mal servicio al ciudadano, como consecuencia se pierden clientes y la confianza en Correos». Terminan preguntándose si «acaso es deliberada esta forma de tratar al correo público».

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La situación de falta de personal se viene reiterando en los últimos años, pero «este ha empeorado notablemente». El número de ciudadanos que acuden a las oficinas para protestar por grandes retrasos en las entregas va en aumento y los empleados no esconden la problemática situación. Incluso invitan a los clientes a presentar reclamaciones para ver si así, de una vez por todas, se toman cartas en el asunto.

Un agosto de quejas por la falta de reparto

Aunque desde el sindicato CCOO centran su denuncia en el servicio que se presta en Maó y en otras oficinas de Balears, durante el mes de agosto se vienen sucediendo las quejas de lectores de otros puntos de la Isla que denuncian ya no retrasos en la entrega, sino directamente la interrupción del servicio a domicilio.

Primero dieron la voz de alarma los vecinos de Llucmaçanes y en los últimos días están denunciando lo mismo vecinos del pueblo de Sant Lluís y de núcleos urbanos del municipio como Torret. La falta de personal estaría detrás de las interrupciones del servicio en algunas zonas para enfado de los clientes, que explican todo tipo de anécdotas.

Desde tarjetas bancarias cuya activación caduca antes de llegar al destinatario, hasta cargadores de móvil que se quedan más de dos meses en un limbo postal que los usuarios no terminan de comprender.

El apunte

Máxima prioridad para Amazon, el resto de envíos puede esperar

Los trabajadores de Correos reconocen que la empresa pública está dando prioridad a la entrega de paquetería, sobre todo del gigante Amazon, mientras el resto de correspondencia espera a ser repartida. De ese modo, explica Juana García, de CCOO Correos, se producen situaciones llamativas que pueden afectar al día a día de la ciudadanía

«Comunicaciones importantes como citas médicas, cartas de Hacienda, e incluso multas se están retrasando hasta el punto que los ciudadanos pierden la cita o ven como expira el plazo para recurrir», explica, mientras los clientes del comercio electrónico ven como sus compras por internet llegan a tiempo.

«Nosotros somos un servicio público, primero tendríamos que cumplir con nuestro cometido y así no se puede hacer bien», denuncian desde el sindicato, que relata la situación emocional de unas plantillas que están acumulando «un malestar tremendo» fruto de no poder dar bien el servicio y ser los que tienen que dar la cara ante una ciudadanía cada vez más descontenta.