Enaire prevé probar la ruta con un aparato similiar a este, de la empresa Pipisterl, una de las líderes en Europa.

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Taxis voladores. La promesa de la ciencia ficción más cerca de lo sospechado: una conexión aérea entre Palma y Maó a bordo de un dron que funcione de forma completamente autónoma. Para pasajeros o mercancías.

Enaire ha iniciado un proyecto para poner las bases de la movilidad aérea del futuro y ha optado por la ruta Mallorca a Menorca como una de las pioneras para calibrar cómo funcionará en la práctica. El organismo estatal que se ocupa del espacio aéreo ha comenzado ya a trabajar en una prueba cuyos primeros vuelos experimentales están previstos para el mes de noviembre del año que viene, 2025.

Raquel Moldes, ingeniera del Departamento de Desarrollo de Negocio de Drones de Enaire explica que la idea es comprobar tanto la viabilidad de la ruta como que se trate de vuelos que sean «seguros e interfieren lo mínimo con el resto del tráfico aéreo». La idea que maneja ahora mismo la entidad es que, desde un ‘vertipuerto’ (aeropuerto para despegues en vertical de los drones) salga un aparato de carga. Será desde Son Sant Joan. El propio aparato, él solo, debería alcanzar Menorca sin intervención de ningún piloto. Una de las opciones que se maneja es que el aparato sea de la empresa eslovena Pipisterl, una de las firmas punteras del sector en Europa. Sus drones de carga miden alrededor de doce metros de largo y están diseñados para transportar hasta 300 kilogramos en un espacio interior en el que caben tres pallets. La carga máxima que ponen en el aire está fijada en 1.700 kilogramos y manejan motores híbridos, con batería eléctrica y circulan a una velocidad de 200 kilómetros hora.

La iniciativa forma parte del proyecto Eureka en la que distintos organismos europeas trabajan para comprobar como funciona la integración de vertipuertos con el sistema U-Space, que es la torre de control automatizada que vigila el paso de las aeronaves autónomas por el espacio aéreo. Moldes explica que es un concepto que se está probando y el porqué de la elección de Son Sant Joan: «Nos permite tener más control y un aeropuerto como el de Palma plantea un mayor reto para diseñar rutas y para las maniobras de aproximación sin interferir con el espacio aéreo convencional».

De ahí, también que el test se haya fijado para uno de los momentos valle de tráfico como es noviembre. Hasta ese momento, indica: «Tenemos muchas tareas de desarrollo tecnológico, de diseño de servicios adicionales que hasta ahora quedaban fuera y de las rutas». Matiza que aunque Palma-Maó parezca un itinerario sencillo implica que el dron va a volar bordeando la costa mallorquina unos pocos metros por encima del mar, para no interferir ni con rutas comerciales ni sobrevolar zonas pobladas.

Málaga a Granada

La prueba en Balears es una de las dos que se han activado. La otra, entre Málaga y Granada se realizará con una aeronave de despegue vertical pero con piloto y con pasajeros. Ahora mismo, la normativa de la Agencia Europea de Seguridad Aérea no permite el viaje de personas en drones autónomos e impone la presencia de un piloto. Ambos proyectos son complementarios: «El de Palma es como más futurista porque se integra en U-Space y será con un vuelo autónomo. Se trata de que los operadores puedan conectarse después de forma trasparente», señala la responsable de Enaire. Más tarde, «la idea es extrapolarlo a otras ciudades», señala Moldes.

La ingeniera señala que ya hay varias empresas que disponen de aeronaves capaces de hacer rutas como Mallorca-Menorca. La mayoría de estos aparatos, denominados eVtol, [siglas en inglés de ‘eléctrico de despegue y aterrizaje vertical’] tienen por el momento una autonomía reducida que complica el viaje desde las Islas a la Península. En realidad están pensados como vehículos de movilidad urbana y ya hay ciudades, como Zaragoza que plantean emplearlos como taxis y dotarse de sus propias ordenanzas municipales sobre aerotaxis.

Tecnología

Sobre su puesta en marcha comercial, Moldes señala que, aunque la tecnología exista, es necesario que exista una normativa y que se compruebe tanto su seguridad como el funcionamiento conjunto con otras aeronaves y aviones comerciales: «Hay escenarios muy ambiciosos pero mínimo, mínimo será 2026, aunque antes de 2030 personalmente lo dudo». Eso es solo para tener esa regulación de la Agencia Europea de Seguridad, luego tendrían que desarrollarse iniciativas empresariales para explotar esas rutas de aerotaxis.

En España se valoran proyectos para la distribución de medicamentos en zonas rurales y también de mercancías. En otros puntos del globo la carrera por el transporte aéreo de proximidad va más avanzada: París planea usar vehículos de este tipo en los Juegos Olímpicos de este verano, aunque se duda de que llegue a tiempo y en China o Emiratos Árabes algunas iniciativas estarían más avanzadas.