Un año después, en declaraciones a «Es Diari», Gerard Villalonga explica que ha vivido estos doce meses con una gran intensidad y a un ritmo incesante. En sintonía con el papa Francisco, ha impulsado la sinodalidad en la Iglesia menorquina, que resume con la frase «Siempre en la Iglesia, nunca los unos sin los otros».
Con este espíritu ha llevado a cabo la renovación del Colegio de Consultores y los consejos Presbiteral, Pastoral y Episcopal. En éste último destaca la participación de un diácono, una religiosa y de dos laicos, «de manera que todo el Pueblo de Dios se vea representado», afirma.
Se trata de potenciar la corresponsabilidad diferenciada con representación en todos los órganos de participación de la Diócesis. Subraya el titular de la sede de Severo que «en todas las decisiones y nombramientos se ha aplicado este principio de sinodalidad, buscando el mayor consenso y participación posibles».
Un obispo menorquín
Ser un obispo menorquín, plenamente conocedor de la pastoral diocesana, también ha sido decisivo para su para su ministerio, puesto que no ha necesitado un periodo inicial de inmersión local, sino que desde el primer momento ha podido gestionar y renovar desde la continuidad.
Entre las actuaciones llevada a cabo valora la firma del convenio del Obispado con el Consell que permite redactar el plan para El Toro y acometer la restauración integral de las dependencias del Santuario. También expresa la alegría por la ordenación de Jaume Denclar como diácono, que será ordenado sacerdote este sábado.
Entre los momentos dolorosos apunta el fallecimiento del presbítero Llorenç Vidal Pelegrí y el reciente accidente de tráfico en el que se vieron implicados los sacerdotes Bosco Faner y Cristòfol Vidal y el diácono Sebastià Bosch.
El apunte
La Catedral acoge el sábado la ordenación presbiteral de Jaume Denclar Quevedo
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Fum de formatjada.-