Representa la segunda generación y, actualmente, ejerce como director de ventas y operaciones, un cargo que le permite dar continuidad a la iniciativa empresarial de sus padres, José Guillermo Díaz y Gabriela Aliaga. Este jueves, a las 19.30 horas, intervendrá en la Sala Multifuncional de Es Mercadal durante la décima edición del Foro Menorca Banca March de la Empresa Familiar 2023.
¿Cómo surgió su inmersión en Artiem Hotels?
—Siempre me ha gustado mucho lo que hacían mis padres y la oportunidad de servir a los demás para que vivan experiencias. Siguiendo su consejo, estudié y trabajé en otros sectores para ampliar mi campo y aportar una visión diferente a la empresa familiar. En 2015 entré en Artiem Hotels como director de Artiem Madrid y, en apenas unos meses, lo posicionamos como el mejor hotel de Madrid en TripAdvisor. A finales de 2017 asumí la dirección regional de Artiem Asturias y, en plena pandemia, empecé a encargarme de la dirección comercial de la cadena. Desde comienzos de este año también desempeño la dirección de operaciones.
¿El salto a la empresa familiar fue fácil? ¿Se tuvo que enfrentar a algún desafío?
—Mis padres me aconsejaron que me rodeara de gente que supiera más que yo y que solucionara los problemas de las personas de mi entorno de la misma manera que a mí me gustaría que lo hicieran. El resto, me dijeron, lo iba a aprender en el día a día. Esta lección me ha guiado hasta hoy y, por eso, la transición dentro de la empresa ha sido muy fácil. He sentido el apoyo de mis padres y del resto del equipo directivo. Lo que ha sido un desafío ha sido ganarme la confianza de los trabajadores que me veían como el hijo del jefe. He trabajado mucho para demostrarles que soy uno más y que estoy dispuesto a hacer lo que sea y a darlo todo para que las cosas salgan bien.
¿Los valores que guiaron a sus padres siguen vigentes?
—La empresa está impulsada por seis valores familiares muy arraigados: la confianza, la pasión, el liderazgo, la innovación, la superación y la inclusividad. Estos valores siguen promoviendo que todos los miembros de la empresa trabajemos como si el negocio fuera nuestro y esta es la ventaja competitiva más grande que tenemos.
¿Es posible esa ‘empresa feliz' sin renunciar al beneficio económico?
—Nuestro propósito es inspirar a las personas a ser felices. Apostamos por su bienestar, por el planeta y por el entorno. Mimar estos tres pilares básicos nos da un resultado económico que hace que la empresa sea viable. Ser bueno es rentable. No hay que ver el resultado económico como un objetivo, sino como una consecuencia.
¿Cómo ha influido su visión a la hora de adaptar el negocio a los nuevos tiempos?
—Mis aportaciones contribuyen al cambio dentro del relevo generacional, pero todos somos partícipes de la evolución de la empresa. No somos un modelo tradicional hotelero ni jerárquico. Nos regimos por la inteligencia colectiva y entre todos conseguimos que el pensamiento sistémico nos ayude a mejorar y a resolver los retos de forma eficiente.
¿Considera necesario implementar programas de empresa familiar en los negocios?
—Sí, es muy importante disponer de un protocolo familiar en el que se definan las normas básicas por si, en algún momento, un miembro de la familia decide incorporarse al negocio. Es una guía que permite evitar muchos problemas. Nosotros firmamos el documento en 2016.
¿Cuál es el consejo más valioso que puede ofrecer a otras empresas familiares?
—Que pongan por delante la familia en lugar de las necesidades económicas de la empresa. La familia, si la pierdes hoy, es muy difícil recuperarla. La empresa, si la cierras hoy, la puedes sustituir por otra mañana.
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