Dos grupos, de cuatro estudiantes cada uno, de cuarto de ESO del IES Pasqual Calbó i Caldés de Maó ultiman los detalles para concluir una misión espacial, la de construir y lanzar un minisatélite que aterrice sin daños y que permita el análisis de los datos obtenidos durante el descenso.
Tienen hasta el 24 de abril para hacer las mejoras y adecuaciones correspondientes, pues ese día participarán en la competición regional de Balears, que les podrá dar el pase a la fase nacional y europea. Se trata de una misión que se enmarca dentro del desafío CanSat, un proyecto de la Agencia Espacial Europea que anima a estudiantes de Secundaria de todo el continente a simular un satélite real concentrado en una lata de refresco.
«Quedamos cada día durante la hora del patio para prepararnos para el concurso, además, dedicamos las tres horas a la semana de TIC y casi todos los fines de semana», explican Raúl Petrescu, Aina Gilabert, Roser García y Joan Denclar , cuatro de los ocho alumnos del ‘Pasqual Calbó' que participan en esta iniciativa de la Agencia Espacial Europea y que juntos constituyen el grupo GPCM. Nos hemos organizado de tal manera que cada uno avanza en casa con las tareas asignadas, estamos especializados en campos diferentes», comentan estos estudiantes, que han participado en el certamen tecnológico RetoTech en dos ocasiones y en la Fira de la Ciència de Menorca.
Interesados en la tecnología
Todos son jóvenes interesados en las disciplinas STEM, es decir, las disciplinas académicas relacionadas con la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas; y siempre aprovechan oportunidades como esta para desarrollar su potencial. «Estamos muy emocionados de poder participar en proyectos de esta magnitud, ya que es un concurso europeo y siempre podemos sacar experiencias positivas de estas actividades», aseguran. Los dos grupos ya han diseñado y construido sus respectivos CanSat, una simulación de un satélite real integrado dentro del volumen y la forma de una lata de refresco. Ahora están haciendo las comprobaciones para verificar que todo funciona correctamente. Tienen muy buenas expectativas, porque desde hace más de tres meses realizan pruebas y los resultados se están dando según lo previsto.
Están supervisados por su mentor, el profesor de Tecnología del ‘Pasqual Calbó' Juan Carlos Gavari, que destaca la motivación y el empeño de los ocho alumnos inscritos en esta experiencia espacial. «Es curioso porque ninguno cursa tecnología, están en la asignatura de informática y en otras, pero cuando vieron esta oportunidad se apuntaron de cabeza», recuerda. El proyecto abarca, sobre todo, temas curriculares de tecnología, física y programación, con los que los estudiantes ya están familiarizados. «Lo más difícil ha sido conseguir el material, es muy caro y viene del exterior, con lo que necesitan financiación y tiempo para dejar el experimento listo antes del 24 de abril», resalta.
Financiación para el proyecto
Los ocho estudiantes han puesto en práctica su capacidad comunicativa y han conseguido atraer la atención de varias instituciones, entidades y empresas, como el Ayuntamiento de Maó, la AMPA del IES Pasqual Calbó i Caldés, Conversia, Binary Menorca, Sintor Tien 21 e Intech 3D, que se han convertido en sus patrocinadores. Con la financiación deben asumir el coste del hardware y las herramientas de los minisatélites, así como los gastos de desplazamiento para realizar los trayectos de ida y vuelta desde Menorca.
Viajarán a Palma para competir con el resto de grupos de Balears el 24 de abril. Son, en total, una veintena. Este primer concurso regional servirá de filtro para poder acceder a la final nacional en mayo, donde saldrá vencedor el grupo que representará a España en la competición final europea en junio.
El apunte
Introducir en una lata de refresco los subsistemas de un satélite de verdad
El CanSat es una simulación de un satélite real integrado dentro del volumen y la forma de una lata de refresco. Los estudiantes se enfrentan al desafío de adaptar todos los susbistemas principales que se encuentran en un satélite real, como la energía, los sensores y el sistema de comunicación, dentro de un espacio muy reducido. Una vez logran esto, introducen el minisatélite en un cohete que alcanza una altitud de aproximadamente un kilómetro. Los alumnos deben analizar los datos y recuperar el CanSat sano y salvo.
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