Las canteras que han tenido actividad en Menorca se cuentan en más de un centenar. Hoy, solo hay nueve activas, después del progresivo cierre motivado por el uso de nuevos materiales en la construcción y, sobre todo, la dura crisis del sector a finales de la primera década de este siglo.
En 2005 había 20 canteras activas, según recoge el Plan Director Sectorial de Canteras. En 2018, fecha de actualización del citado plan, la cifra se había reducido a 12 y, cinco años después, son nueve las que realmente mantienen todavía la actividad extractiva.
La tercera parte son canteras de marès, pero una, la de San Esteban, en Ciutadella, está agotando sus reservas. Las otras dos son las de Son Salord y Rafal Amagat, también en Ciutadella. El resto son áridos y grava y su explotación está vinculada a las grandes constructoras menorquinas.
«Hay actividad, pero la construcción no es la misma de los años 2006 o 2007, nunca lo ha vuelto a ser», explica Cristóbal Torres Pons, presidente de la Asociación de Empresarios Canteros de Menorca, de PIME. Entonces había mucha construcción de vivienda residencial nueva, que estiraba la demanda de áridos, «el consumo de este material ha bajado».
También había más trabajo de promoción pública, recuerda obras en el aeropuerto, en el puerto de Son Blanc, la carretera de Ferreries, «creo que hoy predomina más la rehabilitación, que no necesita tanto material de cantera», apunta.
Sin embargo, la rehabilitación del patrimonio rural, de gran desarrollo y beneficiado por la compraventa de fincas y la transformación de muchas de ellas en agroturismos, sí ha beneficiado el uso del marès. «Sí, nos ha ayudado, los arquitectos son fieles a la construcción local en la rehabilitación de estos edificios», explica Torres.
Bien social
Defiende, no solo el uso de este material, sino de la actividad extractiva, «que no se ha sabido vender bien, pero se trata de suministro para la construcción que necesita la sociedad. Tiene un coste ambiental, claro», admite. Esa es la razón por la que la legislación, que es tan exigente, ahora mismo hace prácticamente imposible la apertura de nuevas canteras. Algunas son declaradas inactivas temporalmente y, cuando cierran de manera definitiva, debe realizarse una restitución paisajística de la zona.
En efecto, la conservación ambiental, la presión social y el desconocimiento de la actividad extractiva por los ciudadanos en general, van en detrimento de una actividad que, si bien ha de ser ejercida bajo un estricto control normativo, «es necesaria y fundamental para el desarrollo económico y social de la Isla», según recoge el Plan Director.
Así y todo, Torres concluye que, con las nueve canteras activas actualmente, hay cobertura suficiente para la demanda de la construcción. Las plantas de triaje contribuyen asimismo al suministro de áridos y materiales reciclados para la construcción.
Las claves
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Unos 50 empleos directos y varios más indirectos
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La crisis de 2008 fue una estocada para este sector
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La legislación balear de minas es la más exigente
1 comentario
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Y aqui tenemos otro factor por el cual la vivienda en menorca esta a precios imposibles. Suma turistas con dinero en efectivo , precio del suelo de los mas caros de españa , costes de los materiales de los mas altos del pais , poca construccion de viviendas y nula contruccion de pisos. Y asi es como esta isla acabara con gente durmiendo en los balcones como en ibiza.