«Si no encuentras tu lugar en el mundo... ¿Por qué no creas uno nuevo?». Esta frase de Luis Galindo inspiró a la menorquina Leonor Félix y a su marido Gregorio Codolá para crear, en el año 2016, la Fundación Nemo, un punto de apoyo y asesoramiento para las personas con diversidad funcional y sus familias en Mallorca, isla en la que residen. Cuatro años antes, en 2012, su hijo Miquel nació con alteraciones relacionadas con la parálisis cerebral y se inmiscuyeron en un mar de dudas. «¿Cómo, dónde y qué sería lo mejor para él?», se preguntaban. Al no encontrar suficientes respuestas en España, viajaron a diferentes lugares del mundo hasta llegar a Estados Unidos.
En el centro de Anat Baniel, en San Rafael, California, descubrieron un nuevo enfoque que se adaptaba al ritmo neurológico de su hijo y que se basaba en el aprendizaje y la atención. Esa experiencia, que vivieron junto con la fisioterapeuta neuropediátrica Verónica Espinar, sentó las bases para crear el proyecto de Neurodesarrollo y Movimiento (NeMo) que preside y que, en noviembre del año pasado, comenzó su recorrido en Menorca. El centro cuenta con un equipo transdisciplinar de neuropsicólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y trabajadores sociales que, actualmente, ofrecen tratamientos para desarrollar el potencial de 54 personas.
¿Qué valoración hace de este primer año de la Fundación Nemo en Menorca?
-Ha sido un año muy intenso y con muchas emociones. Al principio, hubo un ‘boom' de casos de familias con cierta desesperación que no encontraban una salida. Había muchas personas que deseaban que llegáramos aquí, tenían una necesidad imperiosa de que abriéramos un centro en Menorca. Desde que lo hicimos en noviembre de 2021, hemos intentado dar respuesta a una necesidad social muy diversa y hemos desarrollado nuestro potencial para atender a personas que se sentían muy desgastadas e, incluso, un poco abandonadas.
¿Se presentan novedades para 2023?
Sí. El centro de Maó por fin será un centro de atención precoz que permitirá a menores de 0-6 años acceder de manera gratuita a los servicios de psicología, logopedia, terapia ocupacional, fisioterapia... Las familias podrán escoger el tipo de intervención que deseen al ampliarse la oferta de centros y terapias en Menorca. Desde que fundamos el centro en Mallorca, nos dimos cuenta de que también era necesario que aquí hubiera más variedad y que las familias pudieran escoger qué recursos les iban mejor. Después de varias reuniones mantenidas con el Govern y el Consell, se abrirán a concurso público las nuevas plazas del Centro de Desarrollo Infantil y Atención Precoz (CEDIAP), a las que la Fundación Nemo podrá optar porque cumple con todos los requisitos. Además, a partir de enero la Fundación Nemo dará formación al equipo docente de los centros educativos de Menorca y el resto de Balears para garantizar la inclusión en las aulas.
¿A quién van dirigidos los servicios y cuáles son los perfiles que atienden?
-Nuestro punto fuerte es el neurodesarrollo. Tratamos casos de autismo, parálisis cerebral, TDAH, trastornos del aprendizaje con o sin diagnóstico como la dislexia. También atendemos a pacientes de salud mental, a personas con conductas disruptivas o que no están bien emocionalmente… En estos momentos, trabajamos con 54 usuarios de todas las edades, desde niños y adolescentes hasta adultos, y no solo atendemos a los propios afectados, sino también a su entorno. Nuestro objetivo es dar apoyo a las necesidades que existen en Menorca, ofrecer un centro versátil que dé respuesta a una sociedad pequeña, pero muy variada.
La filosofía de la Fundación Nemo es «oportunidades para las capacidades». ¿Esto es lo que les diferencia del resto?
-Totalmente. Cuando nació mi hijo Miquel, en España, tan solo recibí comentarios negativos, como que iba a estar siempre en estado vegetativo, que no caminaría, que no tendría capacidad cognitiva, que no vería... En cambio, cuando fuimos a California, los profesionales sanitarios se centraron en lo que Miquel podía hacer, cómo comunicarse a través de la mano izquierda, y nos focalizamos en eso. Se trata de cambiar el punto de mira, dejar a un lado el diagnóstico catastrófico y centrarse en las oportunidades. Sobre esto, hay una frase que me gusta mucho y que dice «si te fijas en lo que te falta, no puedes disfrutar de lo que tienes». A día de hoy, Miquel va con un caminador, pero con él corre por todo. Es una cuestión de creer en la persona, porque sentirse querido y valorado hace mucho. En la Fundación Nemo tenemos esa filosofía. Tú puedes, eres capaz y hay muchas maneras de salir adelante. Puede ser que aún no hayas encontrado la tuya, pero esa fuerza y energía es la que cambia percepciones.
¿Habría que apostar, entonces, por una mayor humanización en la asistencia sanitaria?
-Sí. Hoy en día conocemos la relación directa que existe entre las emociones y las capacidades. Al fin y al cabo, en la base del éxito está el sentirse preparado para alcanzar logros. Esto quiere decir que las emociones y los objetivos van de la mano. Por eso, hay que cuidar la salud mental, hacer limpieza, dejar de poner el foco en el fracaso y dar paso al aprendizaje y al éxito.
A lo largo de todo este tiempo, ¿se ha encontrado con familias que han pasado por lo mismo que la suya?
-He conocido a muchas familias en la misma situación o parecida. Me he encontrado con casos en los que se habían desaprovechado muchas oportunidades y es una pena muy grande. Pero volvemos a lo mismo de antes, hay que mirar hacia lo que hay hoy para empezar a construir desde ahí. Lo que pasó o nos dijeron en el pasado solo nos sirve para desmotivarnos. Hay que centrarse en el presente y seguir adelante, sin pensar en lo que pasó ayer o lo que podría pasar mañana. En este sentido, hay que hacer un trabajo de reeducación muy importante. El victimismo queda atrás y no entra en la ecuación, hay que cambiar el enfoque para tratar de sacar el máximo provecho de nuestros hijos.
La Fundación Nemo ha recibido el reconocimiento de otras entidades nacionales...
-Estamos muy orgullosos. Contamos con el apoyo de entidades de gran envergadura como CaixaBank y Fundación Mapfre. Apuestan por el proyecto de Menorca como el que más. Fundaciones como las suyas suelen buscar un protagonismo muy alto y cuesta que lleguen a la Isla, pero han apostado por nuestro trabajo. Han hecho posible la puesta a punto del centro en Maó y que los niños con enfermedades raras puedan acceder, de manera gratuita, a cursos intensivos de 15 días para trabajar objetivos concretos. También hemos contado con el apoyo de la Fundación Eroski y, a nivel local, este año también con el Rotary Club Mahón-Mô y la Unión Deportiva Mahón. Gracias a distintos eventos solidarios que han organizado, hemos conseguido fondos para otorgar cinco becas a aquellas familias que se encuentran en una situación de vulnerabilidad económica.
¿Desde que el centro entró en funcionamiento, siente que algo está cambiando?
-Creo que sí, que lo hemos conseguido, pero no nosotros, sino el grupo de familias de Menorca. Hay que darle el protagonismo a esas personas que lucharon para que el centro se abriera en la Isla. Ellas lo han conseguido. Las familias han alcanzado sus propósitos y el resto de entidades han mejorado para dar cobertura a todas las necesidades que existen en Menorca. Estoy muy contenta con esto.
El apunte
Acompañar y empoderar a las familias, clave para mejorar
Desde la Fundación Nemo buscan fomentar la calidad de vida de las personas con diversidad funcional y crear «oportunidades para las capacidades», tal y como reconoce el propio lema de la entidad. A través del centro de Maó, indica la presidenta, Leonor Félix, pretenden complementar la oferta terapéutica de Menorca teniendo como objetivo acompañar y empoderar a las familias. La intención es potenciar las fortalezas para alcanzar el máximo desarrollo y mejorar en todos los aspectos de la vida diaria.
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