Si bien esas 250 personas en situación de prostitución no son el total que ha ejercido esta práctica en Menorca, la cifra permite conocer cuál es la realidad de la prostitución en la Isla, que este viernes se dio a conocer en una conferencia organizada por el Cercle Artístic. «Maó y Ciutadella es donde más se concentra», explica López. Aunque la prostitución está deslocalizada, se realiza a través de contactos en internet y servicios a domicilio; en pisos compartidos y, en ocasiones, en la calle. «Suelen ser mujeres en contextos vulnerables y migrantes, la mayoría vienen de países latinoamericanos», concreta.
En situación irregular
Quienes acaban ejerciendo la prostitución en la Isla escapan de situaciones complicadas y aquí lo que se encuentran no es mucho mejor. «A los 90 días de estar en España pasan a estar en situación administrativa irregular y no tienen un permiso de trabajo, por lo que la libre elección pasa a estar bastante restringida», alerta Rocío López. La franja de edad de 25 a 40 años es la mayoritaria y las mujeres que se prostituyen suelen tener cargas familiares aquí o en sus países de origen. «Para que puedan salir de estos contextos de prostitución tienen que producirse cambios legislativos y políticas valientes, hay que apostar por ofrecerles alternativas tanto de vida como de trabajo», subraya López.
«Hay que denunciar al putero»
Además, enfatiza la coordinadora del área de violencia machista de Metges del Món, el foco debe dejar de ponerse en las mujeres que se prostituyen y situarse en los consumidores del sexo de pago, que son, insiste, los generadores de esta problemática. «La que siempre está mal vista es la mujer que ejerce la prostitución, hay que dejar de señalarla y denunciar al putero», expresa. «La prostitución no puede estar concebida como algo normal o como una opción más de vida, es una violencia más hacia las mujeres», declara Rocío López.
A través del programa «Obrint camins», Metges del Món se dedica al cuidado psicosocial de las mujeres en situación de prostitución, ofreciéndoles una atención individualizada y distintos servicios, y entregándoles material preventivo para reducir daños. «Sobre todo, fomentamos la educación para la transformación social, porque lo realmente importante para poder cambiar la situación de estas mujeres es sensibilizar a la población y transmitir que en la prostitución se vulneran todos los derechos humanos», puntualiza López.
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