Una enfermera durante la preparación de una vacuna | Gemma Andreu

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Los alumnos de Formación Profesional de las ramas sanitaria y sociosanitaria, que se imparten en los institutos Cap de Llevant de Maó y Josep Miquel Guàrdia de Alaior, han comenzado a ser vacunados para poder realizar las prácticas obligatorias en el segundo curso de cada grado. Los jóvenes estudiantes tienen que haber cumplido los 18 años y reciben la vacuna de AstraZeneca. Pero la vacunación, que es voluntaria para todos los colectivos, en el caso de los alumnos y según los testimonios recogidos por «Es Diari», no se ha planteado de ese modo para los jóvenes, ya que no vacunarse implicaba perder el periodo de prácticas en centros sociosanitarios y sustituirlo por simulaciones con maniquíes en el instituto, o por la entrega de trabajos. Tampoco las estudiantes que han explicado su experiencia firmaron una autorización previa.

«Es voluntaria, pero si no te la pones no haces las prácticas, sin embargo a la gente que trabaja en una residencia y no se la ha querido poner, ¿no la han echado, no?», afirma Raquel, alumna de un grado de atención a la dependencia.

«Yo en principio no me quería vacunar, pero me dijeron que era imprescindible para hacer las prácticas, y después de estar dos años estudiando...», relata Nínive, otra alumna indecisa pero que ya lleva su primera dosis.

«No firmé ninguna autorización, me llamaron directamente del centro de salud Canal Salat y fui a vacunarme con una compañera», explica Joana, quien añade que «algunos centros se adaptan pero en el grado te piden la vacuna, esta condiciona las prácticas».

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Todas ellas fueron llamadas para inmunizarse por sus centros de salud, dentro de la campaña de vacunación, pero sin que su instituto les ofreciera alguna charla al respecto. «Nos llamaron antes de que nos informara el instituto, no sabíamos nada», apuntan, y una vez en el punto de vacunación, les informaron de los posibles efectos adversos y les entregaron la correspondiente tarjeta de vacunación covid-19 con la fecha de su segunda dosis.

Náuseas, debilidad y fiebre

Al igual que en los casos de docentes que se han vacunado en Mallorca, las estudiantes relatan una serie de efectos secundarios de la vacuna que no les permitieron realizar su vida habitual durante uno o dos días. Fiebre alta, dolores de cabeza, debilidad extrema y náuseas son los síntomas comunes que notaron en la noche y la madrugada posterior a la inoculación, y que empezaron a remitir en algunos casos a las 24 horas y en otros pasadas 48 horas. A todas ellas en los centros de salud les prescribieron la toma de paracetamol ante estos efectos. «Me empecé a encontrar mal de madrugada, con 38,5 de fiebre, temblores, dolor de cabeza y ganas de vomitar, al día siguiente era como si hubiera recibido una paliza», explica Raquel. También Joana tuvo fiebre elevada, «39 o 40, pequeñas convulsiones y náuseas, dolor de cabeza, estaba sin fuerza, como una gripe superfuerte, y al cabo de dos días mejoré».

«Yo no me podía mover de la cama, tuve mareos de madrugada, náuseas, fiebre y me sentía muy débil, pero a la noche siguiente ya empecé a encontrarme mejor», cuenta Nínive. Ahora esperan que la reacción a la segunda dosis, en mayo, sea más leve.