Tantos residuos se acumulan periódicamente en el camino que conduce a la Deixalleria Municipal de Maó, en el kilómetro 0,5 de la carretera del aeropuerto, que incluso es factible encontrar a gente que se desplaza hasta el lugar en busca de algún trasto que pueda resultarle útil, como si de un mercadillo de cosas usadas y gratuitas se tratara.
Es la consecuencia del incivismo permanente de ciudadanos y algún que otro profesional relacionado con la construcción o el mantenimiento que convierten el lugar en uno de los vertederos más descontrolados del municipio. Son los empleados de la Deixalleria, al final del mismo camino, quienes más padecen esta práctica ilegal cuando acceden a su trabajo. «Muchas veces tenemos que bajar del coche y apartar los trastos para poder pasar, además de sufrir pinchazos en las ruedas con frecuencia», explica una de las trabajadoras.
Desde que se incendiara por segunda vez la planta de tratamiento integral de voluminosos, propiedad de Caritas, su antigua entrada en el mismo camino se ha convertido en un basurero variopinto sin que la administración haya podido ponerle fin. La responsabilidad mayor, en todo caso, es de quien carga los trastos en su coche, y en lugar de trasladarlos a la deixalleria unos metros más allá, los tira en el camino, bien porque acude fuera del horario de la propia deixalleria o porque prefiere no llegar hasta ella.
«Estamos cansados de denunciarlo, pero no nos hacen caso, incluso las autoridades nos dicen que intentemos coger la matrícula para poderles denunciar, pero ese no es nuestro trabajo», indica la misma trabajadora.
Conxa Juanola, tenienta de alcaldía de Medio Ambiente, lamenta el incivismo incomprensible «cuando hemos ampliado a 5 los días de recogida de residuos, gratuita, a domicilio, y además la deixalleria está al lado». Juanola admite que se ha valorado la opción de colocar una barrera al inicio del camino, aunque no cree que sea la solución puesto que los residuos se dejarán junto a ella. La regidora indica que el problema concluirá cuando la nueva planta TIV esté construida, y descarta la solución de instalar cámaras de videovigilancia al no permitirlo la ley. Un camión de FCC acude cada mes y medio o dos meses para recoger los residuos.
5 comentarios
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Puede ser el más enorme o descontrolado, pero no el único y si no nos ceñimos a Maó, pues más descontrol y más vertidos, siendo que se pueden llevar a las deixalleries que están bastante a mano.
Este es el siglo XXI, y la solución debería ser obvia para las autoridades; ¡UTILICE CÁMARAS DE CCTV CUBIERTAS / OCULTAS PARA GRABAR ESA BASURA QUE DESCARGA! Unos pocos enjuiciamientos duros pronto pondrían fin a este crimen ambiental antisocial. Mientras están en ello, esconda algunas cámaras en áreas dañadas y contaminadas por grafitti. Cuando los turistas finalmente regresen, ¿queremos que sigan regresando? ¿O queremos que vean un tugurio plagado de grafiti y basura?
Ya que tenemos un ayuntamiento falto de ideas, y el cuartel de Santiago es un claro ejemplo de ello, propongo que desmonten del cuartel una de las antiguas garitas de vigilancia, la trasladen al punto crítico y que Conxa Juanola monte imaginaria para vigilar a los incívicos. Eso sí, con un pequeño calefactor para no pasar frio por las noches.
Primero no cobrar por reciclar, luego vigilar y bien multar al incivico. Una barrera solo evitaría depositar los trastos en ese punto. Es de pena, hay restos de obras, botellas y latas por todos los caminos rurales.
Que pongan una barrera a la altura de donde estaba el antiguo mestral,y los trabajadores del punto verde que la cierren cuando se marchen.