Lluís, enfermo de leucemia

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Pasan los días y la familia de Lluís, el niño de seis años de Ferreries al que el pasado mes de agosto le diagnosticaron una leucemia mieloide crónica atípica, sigue sin encontrar un donante compatible para el transplante de médula ósea que necesita. Los llamamientos que el padre ha realizado en el último mes en busca de donantes que incrementen las probabilidades de éxito han dado su fruto, con un incremento de las donaciones, pero todavía no ha aparecido esa «media naranja», como lo describe la madre en un escrito que ha difundido por las redes sociales en el que trata de trasmitir cómo se siente ante tal varapalo vital con el objetivo de remover conciencias.

«Después de unos análisis me llama su pediatra: ‘coge al niño y ves al hospital, los análisis han salido muy alterados'. Se me vino el mundo encima». Así arranca el relato de la pesadilla vivida por una familia que hacía días que estaba inquieta por los síntomas del pequeño, un dolor cada vez más intenso en brazos y piernas que a todas luces no era normal. Ya en el hospital le informan de la gravedad del problema, el niño tiene leucemia: «Desde ese mismo momento mi vida cambia por completo y la de mi familia, fue el 2 de agosto, un jueves», relata en el escrito.

A partir de ahí, traslado a Son Espases, pruebas para determinar qué tipo de leucemia, entre 130, padece el niño y la confirmación de que no se trata de una leucemia controlable con medicamentos, sino de esa clase más rara en niños que requiere de un transplante: «Creo que ese fue el día más duro, me producía mucho miedo pensar que mi hijo solo podría curarse con un transplante, que tendría que pasar con eso, tan pequeño».

Después de comprobar que su hermano solo tenía una compatibilidad del 50 por ciento, solo les quedaba recurrir a los registros de donantes: «Ahora la preocupación no es el transplante, sino encontrar un donante compatible al cien por cien para que se pueda realizar con éxito».

La madre, que recuerda que los donantes deben tener entre 18 y 40 años, concluye esperando que «mi testimonio sirva para concienciar a la juventud de lo importante que es ser donante de médula ósea y de sangre, que esto le puede pasar a cualquiera. Mi hijo y muchas personas más necesitan de vuestra solidaridad, sus vidas dependen de que esa media naranja haya decidido donar».

En la web de la Fundació Josep Carreras se informa de cómo hacerse donante y los centros donde se puede acudir.