Imagen virtual del complejo una vez realizada la reforma proyectada.

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La reforma anunciada por el grupo Melià sobre el complejo hotelero Milano-Pingüinos de Son Bou reduce el impacto paisajístico se basa en la disposición adicional cuarta de la ley turística de 2012 cuya modificación aprobó este miércoles el Parlament.

Este jueves cumple cinco años, que es el plazo recogido en la disposición adicional cuarta, que excluía excepcionalmente de los parámetros de planeamiento territorial las solicitudes de modernización de los establecimientos cuyo objeto fuere, entre otros, potenciar la desestacionalización, la seguridad, la accesibilidad o la sostenibilidad mediambiental.

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«Era una oportunidad de oro para plantear el derribo y encontrar una solución a través del PTI que revisamos», asegura la presidenta del Consell, quien no descarta que todavía pueda negociarse una solución en esa línea. La idea, sin embargo, es más voluntariosa que realista, según asume ella misma, consciente de que la propuesta de la empresa se base en criterios de rentabilidad, esgrime una visión cortoplacista de viabilidad económica y un aumento de la calidad, «es una decisión unilateral que no se ha planteado desde una perspectiva territorial que tuviera en cuenta la reducción del impacto», reconoce Susana Mora.

Asume que hay poco margen de maniobra y que el informe sobre el proyecto de reforma será favorable, «pero hay una posibilidad de negociación, una mejora paisajística redunda a medio y largo plazo en la mejora del producto», agrega.