Se apagan las luces de un aula del colegio Nostra Senyora de la Consolació de Ciutadella y acto seguido se proyecta un fragmento de la película «Front of the class». Un filme de 2008, aún sin estrenar en España, que se centra en narrar la historia de Brad Cohen, un joven afectado por el síndrome de Tourette, trastorno caracterizado por múltiples tics físicos. Apenas unos minutos sirven para que los alumnos de entre 14 y 15 años capten con rapidez el mensaje de lo que supone convivir con una enfermedad rara.
El programa de sensibilización sobre la discapacidad impulsado por la Fundació per a Persones amb Discapacitat, que cuenta con el apoyo del Consell insular, ya ha conseguido con ello dar un gran paso. «Podemos decir que Menorca representa un caso único en lo que se refiere a la integración de las personas con discapacidad en la sociedad», explican María Martín y Beatriz Estopiñán, las voluntarias encargadas de llevar el mensaje de integración, quienes consideran que pese a la concienciación demostrada en la Isla no hay que bajar la guardia. Es por ello que durante las próximas semanas, hasta el 6 de febrero, un grupo de voluntarios impartirá actividades como la celebrada ayer en Ciutadella en una docena de centros educativos, en los que también informarán sobre la labores de apoyo que se realizan en la Isla a las personas con algún tipo de discapacidad.
Mensaje
En un país como España, en el que cerca de 3 millones de personas sufren una enfermedad rara (hay catalogadas más de 5.000 en todo el mundo), la intención del programa menorquín es hacer llegar al menos a un millar de alumnos un mensaje muy claro: «La necesidad de realizar un cambio de actitud y potenciar una escuela en la que se enriquezca la diversidad y donde se respire un clima de equidad y respeto por las diferencias».
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