Springfield, que ya tenía tienda en Maó, es la última cadena que se ha implantado en Ciutadella. | Josep Bagur Gomila

TW
49

Hubo un tiempo en que los menorquines salían fuera a comprar ropa y, pese a lo costoso del viaje, les salían las cuentas. Pero hoy en día ya no hace falta viajar a Palma, Madrid o Barcelona porque buena parte de las grandes cadenas textiles de mayor demanda entre la población isleña ya se han implantado en Menorca.

El fenómeno, incipiente con el cambio de milenio, se ha multiplicado estos últimos años, tanto en Maó como en Ciutadella. Solo en esta última ciudad se contabilizan, al menos, 15 establecimientos que lucen el nombre de otras tantas marcas. Algunas, como Springfield, Woman Secret, Encuentro o Inside, se han establecido por su cuenta. Pero otras, caso de Benetton, Mango o Shana, lo han hecho mediante franquicia.

Es ésta, precisamente, la fórmula que el presidente de la patronal del pequeño comercio (ASCOME), Vicente Cajuso, más recomienda para hacer frente al nuevo Goliat de la competencia. «Hoy en día, para sobrevivir, tienes que ser competente y competitivo. Y eso en sectores como éste pasa, necesariamente, por acordar alianzas con otros establecimientos de tu mismo ramo, para así fijar estrategias de compra, marketing y diseño conjuntas, o convertirte en franquiciado de una marca que haga sombra a la tienda que haya abierto la multinacional de turno».

Pero Cajuso cree obligado también «hacer pedagogía y animar a la población a comprar los productos propios de la Isla». Y pone el ejemplo de Telepizza, «que abrió en Maó y tuvo que cerrar al poco tiempo, porque no encontró su particular nicho de mercado. Si el negocio local está bien asentado, es capaz de resistir cualquier competencia».

Precisamente, Ciutadella Antiga tiene en marcha una campaña que anima a «sumarse a lo nuestro y creer en el producto local». Es la única forma, razona su gerente, Macià Coll, de que el beneficio se quede aquí y no salga fuera de la Isla. «Aunque a corto plazo, como consumidores, nos parezca que comprar más barato en una tienda de marca nos supone un ahorro, la realidad no es así, porque estamos enriqueciendo a grandes multinacionales de fuera. En cambio, cuando gastamos en tiendas de aquí, el dinero se reinvierte y nos repercute a todos. En caso contrario, nos empobrecemos y acabamos teniendo menos dinero para comprar o salir a cenar, por ejemplo».

Macià Coll advierte que, «de no frenar esta tendencia, en pocos años el sector textil o de la alimentación quedarán en manos de unas pocas marcas». Por eso, también, reivindica que, como se ha acordado en Ciutadella, los supermercados de más de 300 metros no abran los domingos. «O defendemos de verdad al pequeño comercio o acabará muriendo».

Lea la noticia completa en la edición impresa del 09 de enero en Kiosko y Más