Bajo un seudónimo, un rostro oculto y una serie de realidades que no puede ni mencionar, Victoria María Bosch debe esconderse para que su pasado no vuelva a formar parte de su presente. A pesar de ello, asegura ser feliz | Josep Bagur Gomila

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El silencio mata. Una afirmación contundente pero cierta. Quien pronuncia esta estremecedora frase aún tiembla cuando debe hacer frente a su triste realidad. Afortunadamente, el silencio no llegó a apartarla de la vida, pero estuvo cerca.

Victoria Maria Bosch enterró su vida, lapidó su nombre, borró su pasado y anuló su propia vida para poder iniciar otra donde el maltrato no existiera en su diccionario. Bajo este seudónimo, un rostro oculto y una serie de realidades de su pasado que no podemos mencionar para preservar su identidad, Victoria Maria Bosch ha dado un paso al frente para denunciar la violencia machista a la que tuvo que sobrevivir durante una década. Su coraje para animar a todas las mujeres que se encuentran en una circunstancia similar —que las hay y muchas, asegura— a que denuncien la ha llevado a escribir una desoladora y estremecedora autobiografía.

«El silencio de los malos tratos», unas confesiones que la han ayudado a que sus heridas cicatricen más rápido. Ahora «vuelvo a ser feliz», espeta. Y es que Bosch asevera que «el maltrato es un tabú para muchas mujeres», de ahí que pretenda sensibilizar a la población de la crueldad de este sufrimiento a partir de su propio infierno.

[Lea la entrevista completa en la edición impresa del domingo]