A Aurelia Pons y Antonio Delgado no se les olvidará que las puertas se cierran a las 19.30 horas. | Javier Coll

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Hacía una veintena de años que ella no iba al cementerio y seguramente no lo volverá a hacer en otro largo período de tiempo después de vivir una de las experiencias más desagradables de su vida: quedar encerrada en el cementerio. 

Aurelia Pons y su pareja Antonio Delgado, de 75 y 80 años, respectivamente, fueron el martes por la tarde a depositar un ramo de flores en el cementerio de Alaior en homenaje a un familiar. La pareja llegó al camposanto a las 18.30 horas y «nos demoramos más de lo previsto al querer visitar otras sepulturas».  Eran las 19.40 horas cuando se dieron cuenta de que se había hecho tarde y se había cerrado las puertas del camposanto.

Empezaron a gritar para que alguien les descubriera. Enseguida detectaron un camión parado en las inmediaciones del cementerio. El conductor se dio cuenta de lo que estaba pasando y llamó a la Policía Local. Aurelia Pons y Antonio Delgado pusieron los pies fuera del camposanto a las ocho. Fueron, según asegura Aurelia Pons, los veinte minutos más largos de su vida.