Las cuatro barcas de pesca de arrastre de Ciutadella, amarradas en el puerto | paco sturla

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Los pescadores no quieren ni oír hablar de una hipotética prohibición, tal y como pide Oceana, de la pesca de arrastre en todo el Canal de Menorca, una vez éste sea declarado Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) por la Unión Europea.

La decisión última recae en manos del Ministerio de Agricultura y Pesca que, una vez declarado LIC, tiene que elaborar un plan de gestión que limite las actividades permitidas en la zona protegida.

«Si se prohibiera la pesca de arrastre en el Canal, el sector pesquero de Balears desaparecería, a no ser que las administraciones multiplicaran por 50 las ayudas, algo que dudo», alerta el secretario de la Federación de Cofradías de Pescadores de Balears, Antoni Garau, que recuerda que la pesca de arrastre supone el 70 por ciento de las capturas de los pescadores de las Islas.

Además, asegura, saldría perdiendo el consumidor, ya que «el pescado que llegaría al mercado sería de piscifactoría o congelado, procedente de cualquier parte del mundo», algo que también afectaría al sector de la restauración y al turismo que no podrían ofertar pescado de Menorca.

Pese a ello, los pescadores son conscientes que la protección del Canal es inminente e incluso necesaria, pero «tiene que ser compatible con la rentabilidad de las empresas pesqueras, ya que muchos han hecho grandes inversiones en renovar la flota y estas inversiones hay que amortizarlas», destaca Garau. En el Canal de Menorca faenan un total de 13 barcos de arrastre, cuatro de ellos de Ciutadella.