Congestión en Via Ronda | Josep Bagur Gomila

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Ponga en la coctelera: verano avanzado, martes por la mañana y lluvia. Mézclese bien. El resultado: Maó a rebosar de turistas atraídos por el mercadillo como alternativa a la playa. La receta es alta en colesterol... circulatorio. El plato no es nuevo, sino más bien propio de fechas señaladas de cada periodo estival. No obstante, el colapso de coches de ayer por la mañana en los accesos a la ciudad fue monumental.

El tráfico se empezó a complicar sobre las 11.30 horas. Hacía una hora, más o menos, que llovía con ganas y la temperatura invitaba más a pasear que a remolcarse por la arena. Según un tuit de Xavier Pons Cladera, se pasó de los 29 grados centígrados del lunes a las 13 horas a los tan solo 19 grados centígrados ayer a la misma hora.

La Policía Local de Maó informó de que el embrollo gordo se prolongó por espacios de unas dos horas. El problema, la gran cantidad de coches que quieren entrar en la ciudad al mismo tiempo, se engrandece y se resuelve en las rotondas. En estos nexos se interrumpe la circulación porque rápidamente quedan ocupadas y nadie puede entrar en ellas. Conscientes de ello, diez agentes municipales se dirigieron a los principales nudos de acceso a la ciudad (Vía Ronda, Vives Llull, Vassallo...) para despejar los carriles de estas rotondas, consiguiendo que la circulación no estuviera del todo parada en ningún momento, según comentan desde la propia Policía Local.

Aún así, en algunos puntos concretos, especialmente complicados por encontrarse entre dos rotondas cercanas (algún tramo de Vives Llull), hay quien estuvo prácticamente diez minutos sin avanzar más que un puñado de metros. Minutos antes de las 12 horas poca cosa se movía sobre el asfalto de la Vía Ronda, aunque fueron solo unos instantes críticos, hasta que los policías lograron agilizar el tránsito por las citadas rotondas. Sobre las 12.30 horas las colas para entrar a la ciudad alcanzaban buena parte de las carreteras de Sant Lluís y Sant Climent, por ejemplo. El tráfico era realmente parsimonioso, espeso.

Durante toda la mañana el centro de la ciudad estuvo lleno de turistas merodeando por tiendas, heladerías, bares y, como no, el mercado ambulante. Otra cosa es que sacaran la cartera a pasear con alegría. Entre el gentío abundaban prendas de abrigo, paraguas y chubasqueros, más o menos rudimentarios. Se trata de una dinamización comercial estacional endógena.