Hasta el pasado octubre Menorca era uno de los pocos lugares del Mediterráneo que permanecía libre del picudo rojo, el escarabajo que devora las palmeras, pero transcurrido solo un mes desde que se detectara el primer caso en Maó, la plaga avanza y solo se podrá frenar, aseguran los profesionales de la jardinería, si se toman medidas contundentes para exterminar el insecto.
Jardineros de la Isla participaron ayer en uno de los cursos que organiza el Consell para prevenir la aparición del picudo rojo y retirar y tratar las palmeras infectadas. Los ejemplares afectados por el escarabajo llegado del Asia tropical (Rhynchophorus ferrugineus) se han localizado ya en varios municipios: Es Mercadal, Cales Coves (Alaior), Trebalúger (Es Castell), Llucmaçanes, y en varios lugares de la ciudad de Maó, como la plaça Eivissa o la avenida Port de Maó.
Además, según los técnicos consultados, existen sospechas en palmeras del Polígono Industrial de Maó y en zonas de Sant Lluís como Torret de Baix.
Proliferación
A este ritmo, si la Administración no destina con urgencia medios económicos y humanos a la lucha contra el picudo rojo, éste puede colonizar las palmeras de plazas, paseos y jardines de la Isla en poco tiempo. Y destruirlas. Esta es la opinión de uno de los expertos llegados desde Mallorca para impartir los cursos a los jardineros locales, Andreu Gelabert. «Más de media población de palmeras en Mallorca ha sido arrasada, si no se actúa ya, de aquí a diciembre, en Menorca puede ocurrir lo mismo en unos meses», afirmó ayer este jardinero, especializado en el tratamiento del escarabajo, que califica de «voraz».
Una larva puede perforar galerías de más de un metro de longitud en troncos y ayer, en una palmera afectada, se hallaron 50 escarabajos y unas 250 orugas, señaló Gelabert. Ahora son entre 10 y 15 palmeras las que están infectadas -o se sospecha de ello-, en la Isla pero si se tiene en cuenta que el picudo rojo tiene cuatro ciclos anuales de reproducción, con una puesta de entre 200 o 300 huevos por cada hembra, se comprende la dificultad de controlar la plaga y por qué ésta ha acabado con palmerales en Catalunya, Andalucía, Murcia, Valencia o Canarias. En esta última Comunidad, asegura Gelabert, «han conseguido erradicar el picudo con un plan de choque», pero otras regiones se han rendido ante el insecto invasor, que cuando acaba con las palmeras, ataca otras especies, como las yucas o 'figues de moro'.
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