El otro día he visto y escuchado en la televisión a una de las lumbreras de que ha gozado nuestro país en la Moncloa. Vatuadell salat! En mallorquín se decía que el adjetivo «bo» repetido dos veces, en castellano daba como resultado la palabra «bobo». ¡Bingo! Ensopado de «buenismo», emperifollado de platitudes, banalidades, futilidades y demás sucedáneos intelectuales, nunca hubo un presidente de gobierno tan vacuo como Zapatero. En algunos momentos a la periodista Ana Pastor se le salían los ojos de sus órbitas. El «zapaterismo» es una aporía...
A mi vecino, el que me invitó a la entrevista en su casa y que no dejaba de «cargar» contra Rajoy y sus recortes (dado nuestro ancestral sectarismo, no se puede atacar a uno sin que arremetan contra el otro y sin venir a cuento), le he planteado (?) el siguiente escenario: ¿dónde estaría España hoy si Zapatero hubiera ganado las pasadas elecciones, entonces sin mayoría absoluta, y hubiera tenido que «arreglar» la crisis con la ayuda (?) de los vascos y catalanes? Voilà: los elegidos hace dos años estarían todavía discutiendo las cuestiones de protocolo, decidir si la mesa de las negociaciones tenía que ser cuadrada u oblonga, si con una presidencia o dos, etc, con el fin de preservar la dignidad autonómica (sic) ¿ Rajoy? Ahogado por el déficit, la deuda y sus intereses, el pago de las pensiones y las prestaciones a los parados, ¿qué podía hacer, sino recortar?
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