El trimarán mide solo 5,6 metros y lleva lo imprescindible, comida, herramientas, GPS, cartas de navegación y otros instrumentos - Javier Coll

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El periodista y aventurero, Quico Taronjí, descansa a estas horas en Menorca, «destrozado» por el agotamiento, después del último tramo, entre Mallorca y Menorca, en una travesía muy particular. Y es que este santanderino de 42 años está inmerso en una aventura sin precedentes, cruzar el Mediterráneo, de Algeciras a Estambul, en trimarán. Y por si no era suficiente, con escalas pero sin barco de asistencia.

Eso es, solo, navegando de día y de noche, en medio de este mar cargado de historia.

Él mismo explica que «quería vivir una experiencia vital, recorrer un mar entero, vivir una aventura para recordar toda la vida. Había leído las aventuras de otros, y busqué algo diferente». Es así como este amante del mar lo vendió todo para iniciar su «epopeya», un recorrido altamente exigente física y psicológicamente.

Este aventurero buscó una embarcación diferente, para un reto que luego supo que, de completarse, se convertiría en récord mundial. Expuso el proyecto a la marca de kayaks Hobie Cat, y les entusiasmó. Tan es así que le patrocinan en esta aventura que inició el 26 de agosto, en Algeciras.

Taronjí viaja con un trimarán, un kayak a pedales y vela, apoyado con dos patines laterales.

Recorrido
Aunque tenía que navegar 2.400 millas, cuando concluya la travesía habrán sido algunas más. Y es que en lugar de dirigirse hasta Balears subiendo por la costa andaluza, Taronjí cruzó primero el Estrecho de Gibraltar, para pasar por Ceuta y Melilla, por ser también, ésta última, patrocinadora del viaje.

De Melilla volvió a la Península, y resiguió la costa. Cabo de Gata, Cartagena, Cabo de Palos, Santa Pola y Jávea fueron puntos de paso, antes de dirigirse a Formentera. Y de allí a Palma, escala previa a Maó.

Lleva ya dos meses de viaje, y calcula que aún le quedan otros dos. En cada escala hay que coger provisiones. «Lo he probado todo, y lo único que va bien (para la comida) son las latas. En el mar todo se estropea, tiene que ser abrir y comer», señala, a la vez que explica también que es imprescindible llevar puesto el traje seco, para evitar estar constantemente mojado.

Estará unos días en la Isla, hasta que haya las condiciones para hacerse a la mar, para navegar 180 millas hasta Cerdeña, cruzando «la autopista de los mercantes», terreno peligroso y que requerirá toda su atención, especialmente de noche, cuando el trimarán sea menos visible para los grandes buques.

De allí bajará hasta Túnez, recorriendo su costa y cruzando a Sicilia; y de allí a Malta, y a Lampedusa, donde quiere hacer la ruta de quienes se juegan la vida por salir de África.

A partir de ahí, el trimarán se dirigirá al norte, hacia Italia, hasta que pueda cruzar hasta las islas griegas, dirigiéndose al Mar Egeo, y luego al de Mármara. Será el último tramo, hasta Estambul. Allí, por allá en Navidades, está previsto que le espere su padre para traerle de vuelta a casa.