TW
0

Pocos recordarán que fue uno de los fundadores del Club Baloncesto La Salle, de cuyo primer equipo formó parte. ¿Cómo se produjo este hecho?
- El promotor fue Carlos Fábregues. Él jugaba en el Alcázar y era alumno del colegio La Salle. A través del hermano Teófilo Juan creamos el nuevo club. En las primeras hornadas estaba Carlos Fábregues, Antonio Sintes, Toni Ametller, Benjamín Carreras, Pérez, Aparicio, Moncho Morales, Carlos Ruano, Vicente Soler, Antonio Allés, etc.

En aquellos años Carlos era uno de los mejores jugadores locales. ¿Qué otros jugadores destacaban?
- El Alcázar siempre tuvo muy buenos jugadores pero para mí los más destacables eran Ricardo Arguimbau y Acisclo Domínguez.

¿Ha seguido vinculado al baloncesto?
- Si y no. Directamente, in situ, he asistido a pocos partidos; de la última etapa del Menorca Bàsquet solo acudí al Pabellón un solo partido y a la media parte salí, porque no podía resistir aquel guirigay, pero sigo los partidos que la televisión ofrece.

¿Sigue todo en cuanto al deporte se refiere?
- Sí, aunque en un tono menor. He sido un buen aficionado -tenis, natación, caza- y sigo siéndolo. En natación no llegué a ser una figura de la talla de Paco Bosch o de los hermanos Jaime y Alberto Palomo, o de uno de los Delás, pero disfruté muchísimo nadando en los pantalanes del Club Marítimo y ahora cada día voy a nadar a Alcaufar. Pero la hípica es una de mis pasiones y disfruto más con las carreras al galope que las de los trotones.

Una de sus facetas poco conocido es la de concejal. ¿Cómo se produjo el salto a la arena política?
- Yo era presidente de la sociedad hípica y el nuevo hipódromo era ya una realidad cuando recibí una llamada de Pedro Pons, el delegado del Gobierno. Creí que se referiría a algún problema relacionado con las carreras, pero no fue así. Me dijo simplemente que me haba incluido en las listas electorales por el tercio «familiar», me encogí de hombros y acepté. En la lista estaban Paco Tutzó, Luis Hernández Mercadal y Luis Samaniego. Hice lo posible por no salir pero fui el más votado, seguido de Samaniego y ambos accedimos al ayuntamiento. Recuerdo que Pepín Vidal, buen amigo mío, me dijo «que conste que yo no te he votado», pero lo cierto es que formé parte del último ayuntamiento franquista, con José Mª Escudero como alcalde.

Y aguantó hasta el final ...
- Si, fueron años relativamente duros. Como mayor logro personal destacaría la construcción del matadero. Recuerdo también que salí como caixer batlle en las fiestas de Gracia y en el tercer año fui sustituido por Luciano Aínsa Álvarez.

En el plano personal, ¿Cuáles son sus 'aventuras' más conocidas?
- Con mi primo Pedro Vidal instalamos unas cámaras frigoríficas que posteriormente el padre de Nicolás Goñalons llevó al Polígono Industrial; también la gasolinera de la calle José Mª Quadrado fue una de nuestras iniciativas.

Su afición por el mundo de la hípica es sobradamente conocida. ¿Cómo se produjo?
- Mi padre que era muy aficionado al mundo del caballo y aprendió a montar con el instructor del Rey Alfonso XIII. Cuando yo tenía siete años me compró una somereta; recuerdo que después cuando cursaba el bachillerato hacíamos la gimnasia en el Estadio Mahonés y, una vez finalizada la sesión, iba a mi casa y volvía al campo con la somereta que tiraba de un carro. Allí me esperaban algunos amigos y el instructor de educación física, Lavilla, y todos los que cabíamos en el carro nos dirigíamos a Cas Dineret.

Su padre era uno de los pocos personajes con pátina de una época ya desaparecida.
- Sí, era especial. Le gustaba el campo y recorrer Menorca. Al estallar la guerra tenía dos coches, un Presto italiano y un Oxtis francés. El primero se lo incautaron y se perdió en Son Bou. El segundo, por estar averiado, no fue incautado y se salvó de la quema.

Y con el Picadero Malbúger, ¿cuál es su relación?
- El de ser uno de los fundadores. Los nueve de la fama fuimos Martí Escudero, Tolo Mercadal, Pedro Borrás, su hermano Paco, Miguel Pons Justo, el general Cervantes, Carlos Pons, Perico Pons Olives y yo. .

¿Mantiene la amistad con los antiguos compañeros?
- Cada vez menos. Hubo un tiempo en que solíamos reunirnos, especialmente Toni Sintes, Carlos Fábregues y yo. También organizábamos encuentros con Carlos de Benito Borrás, pero éste, como otros muchos, ha muerto y actualmente reunirse es complicado.

Daremos, si le parece, unas breves pinceladas sobre el Hipódromo cuarentón.
- En 1970 asumí la presidente de la sociedad hípica, sustituyendo a José Carreras. Era necesario contar con un nuevo hipódromo y decidí construir uno, por mi cuenta y riesgo, en Villa Luisa, cerca de S'Algar y Alcaufar. Acudí al Ayuntamiento de Sant Lluis con los planos en la mano para exponerles el proyecto pero la idea no les convenció y al salir me tropecé con Luciano Aínsa que me propuso fuera a hablar con Rafael Timoner, alcalde de Mahón, y así lo hice.

¿Solo o con otros directivos?
- Acompañado por Gabriel Olivar, que era el vicepresidente de la Sociedad y Martín Mata Goñalons. No fue una tarea fácil. Al contratista Toni Seguí le fuimos pagando en diez años el coste de las obras. En aquel momento pareció era una odisea pero, cuarenta años después, ahí está.

Otra faceta poco conocida es la de importador de caballos que se convirtieron en sementales, ¿Qué caballos destacaría?
- El primero fue Arlechino, un hispano-árabe, luego Serra Morena, Bicéfalo y a otros más; Arlechino, era un caballo que participaba en las carreras, luego se convirtió en semental, y tuvo más de treinta hijos.

El 28 de septiembre fue de fiesta mayor para el Hipódromo, pero hubo cierto detalle que no le satisfizo del todo...
- Si, hubo un olvido, involuntario, el no recordar la tarea que Gabriel Olivar y de Martín Mata Goñalons en las horas complicadas del inicio del nuevo Hipódromo. Gabriel de Olivar en 1972 construyó el Hipódromo de Ciutadella y siempre decía que habíamos de ir juntos. No hem de fer com França i Espanya, decía.

¿Por qué dejaron de celebrarse las carreras alternativamente en Ciutadella y Maó?
- Los conductores se cansaron del ir y venir. Existía un gran ambiente, las peñas que se fueron formando, se compraron varios caballos especialmente de Mallorca... pero con razón o no aquel proyecto se esfumó y quedó en una hermosa aventura.

La vida para quienes rozamos la barrera de los 80 años ha ido cambiando espectacularmente...
- Si, ha sido un cambio total; en ocasiones por la tele veo un programa (Aquellos tiempos del NO-DO) y lo constato. La nuestra fue una juventud llena de privaciones, ni tele, ni coches, ni tantas otras cosas pero fuimos felices porque cualquier cosa nos hacía gozar de aquel momento. Hoy existe demasiado derroche, lo tenemos todo y nos sobra la mitad de cuanto poseemos, posiblemente nos falte un mayor sentido de la responsabilidad y del compartir.

Y al futuro, éste que ya está a la vuelta de la esquina, ¿cómo lo ve?
- Mal, muy negro porque no veo salgan alternativas novedosas que generen ilusión. La juventud carece de una visión clara de lo que pretende y quienes deberían trabajar por un futuro mejor van a lo suyo, a mantener su estatus olvidándose de hacer algo en positivo.

¿Tiene «sentido político»?
- No, mi padre lo tenía junto a una gran intuición.

Actualmente, ¿cuáles son sus hábitos de vida?
- Tengo una gran afición por el campo y sigo en ello. Hago de payés aunque he de reconocer que desgraciadamente el campo de Menorca está abandonado pero yo estoy ahí, cazando, cuidando de mis caballos y disfrutando de las cosas que el campo te ofrece.

Y a la vida, ¿qué le pide?
- Que el trabajo no falte, que el mundo siga rodando y sobre todo salud.