El anuncio realizado esta semana por el Consell sobre la decisión de comprar las cuevas de Cala Blanca para su explotación como bien turístico ha supuesto un impulso importante para un proyecto muy deseado en Ciutadella, pero que había quedado estancado en los últimos tiempos. El conjunto de patrimonio natural supone un activo de gran valor para la Isla, más aún el periodo en el que Menorca se está jugando la declaración de la cultura talayótica como patrimonio mundial de la UNESCO.
El hecho de que la Conselleria de Turismo tenga reservada una partida presupuestaria que ronda el medio millón de euros para la compra de los terrenos y para ejecutar el proyecto supone un paso más hacia un objetivo que parece cada vez más cerca, el de abrir las Covas de s'Aigo y Na Megaré a las visitas. Desde la entidad que agrupa a comerciantes y hosteleros de Cala Blanca, Blancacandría, son conscientes de los progresos. "Estamos satisfechos porque todo parece ir por el buen camino, pero también estamos decepcionados por la lentitud que hay. Confiábamos en que se abrirían en un plazo de dos años, pero ya llevamos cuatro", explica el presidente de la entidad, Pedro Capó.
En ese sentido, es justo reconocer que el proyecto ha sido reivindicado desde sus inicios por Blancandría, una entidad que nació en 2009, cuando la urbanización turística estaba sumida en una profunda crisis. La asociación nacía para defenderse de los perjuicios que les estaba causando la construcción de la estación de bombeo de la desalinizadora, que a día de hoy no está en funcionamiento ni se sabe a ciencia cierta cuándo lo hará.
Pero la unión comercial sirvió a la postre para luchar por que se solventaran otras deficiencias de Cala Blanca, algo que se ha conseguido en parte y que está ayudando a que la urbanización esté recuperando la actividad turística. En ese sentido, la apertura de las cuevas sería la guinda del pastel, advierten desde Blancandría. "Será una forma de hacer revivir una zona que estaba muy muerta hace tres años", explica Capó, quien confía en que el proyecto puede convertirse en un reclamo para la Isla como ya lo son las cuevas de Andratx en Mallorca. "En cuanto a promoción, estamos dispuestos a colaborar en todo lo que podamos para que funcione", concluye.
El primer paso para que todo llegue a buen puerto es que se plasme sobre un papel el acuerdo para la compra del subsuelo. Los propietarios consultados por este periódico prefieren guardar silencio hasta que reciban la oferta en firme antes de hacer valoraciones. Se espera que en breve obtengan la propuesta del Consell, y la única referencia que se tiene sobre el precio es la que se hizo pública en 2011, y que hablaba de unos 37 euros por metro cuadrado.
la "Martí i Bella", a favor
Como no podía ser de otra manera, el proyecto es visto con buenos ojos por parte de la Societat Històrico-Arqueològica Martí i Bella. "Las cuevas representan un bien muy importante", explica su presidente, Alberto Coll, quien no obstante advierte que "habrá que tener mucho cuidado con las actuaciones que se vayan a hacer para su adecuación". Si se toman todas las medidas necesarias, Coll cree que poner a disposición de las personas la posibilidad de visitar un patrimonio de semejante valor "puede ayudar al desarrollo económico". A nivel turístico va a ser una cosa única", concluye.
apoyo del ayuntamiento
Desde el Consistorio de Ciutadella, el responsable del área de Turismo, Pedro Gener, ya ha reiterado en repetidas ocasiones el apoyo total y su disposición a colaborar en todo lo posible para hacer realidad un proyecto que puede suponer un gran beneficio para el municipio y que desde sus inicios impulsó el Consistorio.
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