La aerolínea menorquina promovida por los empresarios Llorenç Moll y Mariano Bendito necesitaría una aportación inicial de entre nueve y diez millones de euros para empezar a funcionar con garantías y poder pasar con tranquilidad su primer año. Algo más de la mitad de este dinero debería llegar de manos de inversores privados preferentemente menorquines. El resto quieren que sea aportado por las administraciones públicas.
Moll y Bendito entienden que la aportación pública a su iniciativa tendría un retorno asegurado. Así, calculan que en solo un año, las administraciones públicas podrían recuperar el dinero aportado solamente en concepto de impuestos que debería abonar la compañía. Las tasas por utilizar el aeropuerto, el IVA de las diferentes operaciones comerciales y del combustible o la cotización a la Seguridad Social de los empleados serían ingresos a las arcas públicas generados por la implantación de esta aerolínea, apuntan sus promotores.
De hecho, las estimaciones realizadas por estos dos veteranos promotores apuntan a que, con una ocupación media del 70 por ciento de los aviones, la aerolínea generaría al año unos beneficios de 16 millones de euros. Si solamente se llenaran el 50 por ciento de los asientos, las ganancias serían de seis millones de euros, y la compañía vería peligrar su supervivencia si no consiguiera llenar más del 30 por ciento de las plazas de cada vuelo.
Estas cifras, añaden, no tienen en cuenta los posibles beneficios que reportaría el transporte de mercancías. Los aviones de esta hipotética aerolínea podrían transportar al año unos dos millones de kilos de mercancías, aunque esta actividad no se ha plasmado en el estudio que la próxima semana será presentado en sociedad.
Con todas estas cifras, Llorenç Moll y Mariano Bendito esperan contar con la colaboración de las administraciones públicas. De momento saben que el Consell no tiene dinero. Así se lo ha hecho saber el conseller de Movilidad, Luis Alejandre, quien sin embargo se ha comprometido a buscar financiación de otras administraciones e incluso del sector privado.
Los promotores de la iniciativa también se han reunido con los responsables del Govern balear, concretamente con el presidente José Ramón Bauzá, el vicepresidente Antoni Gómez y el conseller de Turismo, Carlos Delgado. "Han prometido que nos ayudarán", aseguran los empresarios, aunque ese compromiso no se ha traducido en nada concreto, admiten. Ahora bien, estos dos empresarios ciutadellencs reclaman que "el Govern balear debe destinar a Menorca la misma cantidad de dinero por habitante que gasta en Mallorca en concepto de transporte".
El objetivo, el dinero
El trabajo ahora consiste en conseguir la financiación para el proyecto, tanto la pública como la privada. En este último objetivo, Moll y Bendito abren el abanico de posibles inversores a todo el público en general. Desde grandes empresarios que puedan hacer una aportación considerable, hasta el ciudadano de calle que quiera participar en el proyecto y haga una aportación casi simbólica. Hacen un llamamiento especialmente a los empresarios, quienes creen que pueden resultar especialmente beneficiados si la aerolínea funciona y puede atraer más turistas tanto dentro como fuera de temporada alta.
De hecho, el estudio realizado por Mariano Bendito estima que cada invierno en la Isla se pierden entre 150.000 y 200.000 turistas, especialmente europeos de la tercera edad, con el evidente ingreso que esto supondría para Menorca.
En la búsqueda de este capital privado, los promotores hacen un llamamiento a la sociedad menorquina, apelando al carácter emprendedor de los menorquines de antaño e instándoles a coger el toro por los cuernos para solucionar un problema que hasta ahora no han sabido remediar los diferentes gobiernos.
La búsqueda de financiación es ahora el caballo de batalla de estos empresarios, que ya han mantenido diversas reuniones con diferentes personas en la Isla, entre las que, aseguran, hay interés por la compañía. Ahora bien, tanto Bendito como Moll admiten que "hasta que las cosas no estén más claras" habrá quien no quiera dar el paso definitivo.
Si se consigue la financiación, los promotores calculan que se tardarían entre seis y nueve meses en poner en marcha la iniciativa, y en poder hacer volar los cuatro aviones de los que dispondrían, uno de ellos siempre en reserva para posibles imprevistos. La base técnica de la compañía se ubicaría en el Aeropuerto de Son Sant Joan, al disponer de muchos más medios que el menorquín, pero la sede de la empresa estaría en Menorca.
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