La de Pablo Alborán (Málaga, 1989) es la historia de un artista con una carrera meteórica. En tan solo tres años este joven ha conseguido llegar a lo más alto de las listas de ventas y sus conciertos son todo un acontecimiento. Dice no conocer la clave del éxito, pero en su caso la formación musical y la humildad parecen ser dos factores clave para conectar con un público en el que conviven varias generaciones: nietos, hijos y abuelos. El próximo día 22 actuará por primera vez en Menorca.
Este verano está trabajando a tope, y en los tiempos que corren supongo que es toda una suerte…
La verdad es que sí. Es todo un privilegio. La gira está saliendo genial y las entradas se están vendiendo muy bien, casi siempre se agotan. Cuando empezó la gira pensábamos que iban a ser diez o veinte conciertos, y al final serán cuarenta. Por el momento están saliendo de lujo y estoy muy feliz. Tal y como están las cosas, es una pasada cómo esta marchando todo.
¿Cómo se siente uno al ser uno de los músicos punteros del país?
Bueno… Eso lo ha dicho usted (ríe). Yo me siento muy afortunado de ser un músico que puede vivir dignamente de lo que le apasiona, que es la música. Y la verdad que es un placer, porque además lo comparto con un equipo maravilloso, con unos músicos que para mí son unos maestros, porque además de acompañarme me enseñan constantemente. La verdad es que poder compartir toda esta experiencia con gente que te quiere, con gente honesta y honrada y un público que apuesta por ti y se gasta el dinero en las entradas, pues es un sueño.
¿Cuál cree que es la clave de su éxito?
La verdad es que no tengo ni idea, y si la hay espero que nadie la descubra, porque si no la van a fomentar y la van a explotar, y eso no mola (ríe). Yo creo que el hecho de que todo salga bien obedece a una mezcla de cosas. Pero supongo que todo se basa en la existencia de un buen equipo, en un grupo de personas que tienen la misma pasión por que todo salga bien y que haya un sentimiento de lealtad, de ser generosos y sencillos. Yo soy nuevo en todo esto y estoy empezando a descubrir que todo es más difícil de lo que uno se cree y a veces muy venenoso. Entonces, cuanto más gente sencilla y normal te rodee, pues mejor. Yo creo que es una de las cosas que la gente percibe y el público ve que somos una banda. Porque yo soy Pablo Alborán, pero realmente si no me subiera al escenario con los músicos que me acompañan no saldría nada de lo que sale. Al final, somos como una banda de adolescentes pasándonoslo bomba.
Aprovechó un poco el impulso de internet para darse a conocer, pero que supone ese medio ahora en su carrera… ¿Es una arma de doble filo?
Bueno, internet es una herramienta que se va transformando según el momento, según la persona, según para qué lo utilices… Es decir, en mi caso, al principio fue una herramienta para darme a conocer. Aunque yo ya desde los 14 años utilizaba plataformas como Myspace para subir mis maquetas y compartirlas con el mundo… Fíjese, que en esa época las subía incluso sin registrar… Luego, cuando sacamos el disco, la red se convirtió también en una especie de medio de comunicación en el que yo hablaba con la gente que me seguía. Luego, de pronto, veíamos como los conciertos en los baretos se llenaban por la difusión en internet, ahí es cuando todo cobró otro sentido. Ahora la red ofrece una manera de entender al público que te sigue, desde la niña desde 15 años hasta los padres o la abuela, y eso es una pasada. La gente está muy familiarizada con internet, y eso nos ayuda también a saber qué percepción tienen de los conciertos, de las entrevistas, de las fotos, me ayuda a verme desde fuera, a desdoblarme, que a veces es bastante complicado.
Pero luego está el lado oscuro de internet, la piratería y las descargas ilegales…
Lógicamente no puedo estar a favor de eso, porque lo que hago y lo que montamos cuesta dinero, como cualquier otro trabajo. No podemos estar a favor del todo gratis, porque sería un sinsentido y una falta de respeto hacia mí mismo. Creo que internet no es el enemigo, pero sí creo que la propia industria y los propios creadores poco a poco tendremos que buscar la fórmula para que el público y el espectador salgan ganando, porque si no, no tendría sentido.
El anuncio de su concierto provocó un gran revuelo en Menorca. De alguna forma ha hecho renacer el fenómeno fan en España. ¿Cómo lleva eso de la fama?
Yo me río mucho, me divierto. Lo que pasa es que mis costumbres y mis necesidades son muy normales y nada estrambóticas. Es una felicidad que la gente te apoye, es una pasada, sobre todo si tenemos en cuenta cómo están las cosas actualmente; es algo enorme. Respecto a la fama… pues he de decir que valoro mucho más otros aspectos, como lo que sucede encima del escenario, el afinar o no afirmar, que te equivoques en un concierto o que no des la talla como músico. El resto hay que entenderlo como una cosa que viene con el trabajo.
¿Y usted de pequeño de quién era fan? ¿Qué músicos admiraba?
Yo no vivía el fenómeno fan como lo entendemos ahora. Mi manera de ser fan era encerrarme en mi habitación, ponerme los cascos y quedarme hasta las mil escuchando música. ¿Mis referencias? Pues en el flamenco, Paco de Lucía, Vicente Amigo, Tomatito, Cañizares; en el jazz, George Benson, Ella Fitzgerald, Sinatra… Luego, como desde chiquitito estudié piano y guitarra, la música clásica también me cautivó, aunque algo más tarde. También me interesa mucho la música para películas, como la de John Barry , John Williams, Morricone… El fado me apasiona, Dulce Pontes, Mariza…También la electrónica, la música rock, Coldplay, U-2…
¿Cuál ha sido el último disco que se ha comprado?
Dry the River.
¿Y qué opinión le merecen las nuevas plataformas, como Spotify u otros servicios de streaming?
Pues hombre, creo que es fantástico. Todo lo que implique la transmisión de música me parece positivo. Yo he hecho varios conciertos en streaming.
Pese a la crisis, ¿cree que la música está más viva que nunca porque llega a más personas que antes a través de las nuevas tecnologías?
Si dijera lo contrario, no estaría bien. Creo que es un poco extraño. Opino que la música está viva y notas esa potencia y pasión de la música cuando vas a un concierto. Cuando vas a un concierto y ves que las cosas están bien hechas, ahí es cuando realmente descubres que la música está viva. Yo siempre la he entendido como algo directo. El hecho de que la transmisión de la música sea más masiva está genial, pero también es un arma de doble filo ya que fomenta ese rollo de usar y tirar.
Y con todo este trajín que lleva últimamente, ¿le queda tiempo para componer?
Sí. Pensaba que antes nada más podía componer en la tranquilidad y en la soledad, y qué va; ahora, cuantos más estímulos mejor.
¿Y hay planes de nuevo disco?
Después de esta gira pienso parar y descansar unos cuantos meses. La idea es reflexionar un poco hacia dónde quiero ir musicalmente. También quiero viajar y trabajar con gente distinta. Es necesario que todos nos oxigenemos un poco, porque han sido tres años de no parar, y ya es hora de desaparecer un tiempo.
¿Alguna vez pensó que iba a llegar tan lejos?
Bueno, espero que todavía me quede mucho. Han sido tres años de mucha intensidad, y jamás me lo esperé. Pienso que aún queda un largo camino, y si esto desaparece mañana tendré la tranquilidad de haberlo vivido al cien por cien y minuto a minuto.
¿Conoce Menorca?
He veraneado varias veces en la Isla, y tengo grandes amigos allí. La verdad es que es un lugar muy inspirador…
¿Algún mensaje para los fans menorquines?
Pues que tengo muchas ganas de encontrarme con ellos por primera vez y de llevar este show allí, porque creo que va a ser bueno para todos que detengamos el tiempo, que nos olvidemos de los problemas y que lo pasemos bien. Va a ser un concierto muy dinámico, con una parte de percusión, de baile y rock.. Tengo mucha afinidad con las Baleares y ganas de encontrarme con el público. Espero no defraudar.
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