La quinta edición del Festival de Cinema Mediterrani de Menorca (Mèdit) ya es historia. Anoche se clausuró el certamen con la entrega, por primera vez, de unos premios a los mejores cortometrajes del festival.
El jurado escogió el corto "La huida", de Víctor Carrey, como mejor obra del certamen. Mèdit concede un galardón más a un corto ampliamente premiado, y que narra la historia de un billete de 50 euros con gran maestría y humor. El premio del público (designado por votación popular) fue a parar a la obra "L'equip petit", de Roger Gómez y Daniel Resines. El corto explica la historia de un equipo de fútbol que nunca había ganado. Ni siquiera había marcado un gol. Ivan, Gerard, Nil, Xavier, Ruth, Eduard, Emma, Pol, Haritz, Cristian, Adrià, Dídac, Roger y Martí soñaban en conseguirlo algún día.
Estos dos cortometrajes recibieron la estatua creada especialmente para el festival por Laetitia Lara, llamada "Tanagra Mèdit". Además, el corto premiado por el jurado se lleva también 400 euros. Precisamente el jurado quiso hacer una mención especial a la obra "Silent", de Rezan Yesilbas.
La entrega de premios a los mejores cortometrajes fue el acto central del último día del Mèdit, que comenzó con un coloquio del especialista en cine Jaume Figueras. El catalán quiso intercambiar opiniones con los asistentes, unas 60 personas, sobre el momento actual que vive el cine, y su futuro. Figueras lamentó el cierre de salas de proyección, asegurando que "la magia de ir al cine se está perdiendo por la proliferación de métodos alternativos para visualizar las películas". En esta línea, quiso saber la opinión de sus contertulios ayer sobre si en el año 2020 "veremos las películas en casa mientras van desapareciendo los cines tradicionales".
Contraponiendo la bajada de asistencia a las salas de proyección y el cambio en el modo de disfrutar del cine, Figueras elogió la labor de festivales como Mèdit. "Fomentan la afición a contemplar y disfrutar el cine como toca", apuntó. Especialmente destacó la sección dedicada a los más jóvenes. "Me conmovió ver cómo disfrutaban, tanto ellos como los no tan niños. Quizás habría que empezar por educar a las personas en el mundo del cine, en las escuelas debería haber alguna asignatura que nos lo facilitara", dijo.
Entre los asistentes, hubo quien pronosticó un buen futuro para el cine. "Se acabará adaptando a los nuevos tiempos. No es que no se vea cine, porque los jóvenes miran mucho cine, el problema es que se lo descargan. Lo que está en crisis no es el cine, sino ir al cine", apuntaron algunos de los presentes en el coloquio.
Sobre ir a las salas o no, Jaume Figueras defendió que no toda la culpa es del precio de las entradas. "No creo que sea un elemento tan disuasorio para explicar la bajada de la asistencia", opinó. El experto -que no crítico- aseguró que a día de hoy, el método de recomendación personal, el boca-oreja, sigue funcionando a la hora de determinar el éxito o no de una proyección. Y a pesar del mal momento general, del que dijo que "nadie se arriesga sin estar seguro de que la película que rueda va a funcionar", Figueras comentó que "hay pequeños milagros que son muy positivos".
Ahora bien, echó en falta un papel más de espejo de la realidad. "La industria se ha olvidado de la realidad del país. Se hace cine de género, pero se deja a un lado la realidad cotidiana", apuntó.
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