Hay personas inquietas. Su inquietud les lleva a ampliar sus conocimientos personales para no estancarse, al contrario, seguir escalando para ofrecer a la comunidad una mejora de su propio ser para contribuir, con su esfuerzo a que la sociedad alumbre nuevos horizontes. Ser mejor para dar más.
José Luis Terrón Ponce es un "investigador" nato, que siente "los colores, la aventura, los cambios climáticos y de las personas…" porque en el fondo busca la presencia y el calor de quienes conformamos la Humanidad.
Perdí tu pista cuando eras un adolescente. ¿Cuáles fueron tus siguientes pasos?
A los 19 años aprobé las oposiciones al cuerpo de especialista en electrónica del Ejército de Tierra y permanecí cuatro años en la Academia de Especialistas, en El Pardo, de la que, en el año 1969, salí sargento especialista.
Tus destinos militares te llevaron a …
Primero a La Línea de la Concepción, al grupo de misiles "Hawk" hasta 1972, y luego regresé al Pardo donde permanecí hasta 1986, año en que, con 41 años de edad, me fui del Ejército.
Estando en Madrid ampliaste tu formación académica. ¿Qué te llevó a la Universidad?
Mi vocación por la Historia y el deseo de dejar el Ejército para dedicarme a la enseñanza y a la investigación.
Pienso que debemos ampliar este apartado. Profundización que, por lógica, debes realizar tú.
Alcanzada la licenciatura trabajé unos diez años en la enseñanza privada como profesor de Historia en COU y paralelamente hice mi tesis doctoral. Respecto a esta, como no encontré director de tesis en Madrid que se interesara por el tema que había elegido (La dominación española en Menorca durante la segunda mitad del siglo XVIII) tuve que pasar mi expediente a la Universitat de les Illes Balears.
Tu amistad con Andreu Murillo ¿cómo se fraguó?
Un día, de ello hace ya muchos años, acudí a su casa, que entonces estaba ubicada en la calle Conde de Cifuentes, y como digo yo, "buscando al maestro en demanda de consejo".
Llegamos al momento actual, a este presente imperfecto en que deambulamos. ¿A qué te dedicas?
Soy un ocioso sin patrimonio. En el fondo siempre lo he sido. Lástima que no se pueda poner eso en el DNI, quedaría precioso.
Según creo, y a pesar de tu ociosidad, has editado varios libros.
Sí, catorce de tema menorquín y tres de tema nacional. Por supuesto todos de Historia del siglo XVIII que es mi especialidad.
¿Tienes algún otro en cartera?
Sí, sobre la conquista francesa de 1756, pero de momento me va a dar lo mismo, dadas las circunstancias económicas actuales de culpables conocidos.
Y de algún otro camuflado como siempre ocurre. Mi informador anónimo y admirador de tus trabajos, me "anotó" que en tres ocasiones habías sido "Premio Ejército", ¿por qué trabajos?
Por tres trabajos sobre historia militar española en el siglo XVIII, dos de ellos fueron publicados por el Ministerio de Defensa, ya que además del premio en metálico, las bases del concurso incluían su publicación. El tercero no se publicó porque el premio fue en calidad de "mención honorífica". Más tarde "se dio a la estampa" (como se decía antes lo de publicar) gracias a la generosidad de mi amigo Víctor Perea.
Eres un personaje inquieto, nunca estás parado, tú trabajo es sobre todo intelectual, pero, como ciudadano libre, ejerces en otros terrenos. ¿Cuántas veces has cubierto el camino de Santiago?
Siete y espero volver por octava vez en octubre "si el tiempo no lo impide" como se dice en el mundo taurino.
Al hacer el camino jacobeo ¿qué sientes? ¿Qué experimentas?
Siento los colores, la aventura, los cambios climáticos y de las gentes, al pasar de unas regiones a otras, el conocimiento de personas venidas de todo el mundo y por último la superación que supone el reto de recorrer a pie casi 800 kilómetros. Ten en cuenta que mi vida siempre se ha regido por retos.
¿Solo o acompañado?
Los he hecho solo. Se trata de una soledad buscada. En el Camino de Santiago sientes que estás tú y el Universo.
"El hombre del traje gris", mi informador anónimo, me ha detallado que tienes algunas aficiones, tales como la Astronomía o el coleccionismo. ¿Cierto?
Del todo. Algunos llaman a estas cosas "hobbies", palabra que además de ser un "anglismo" (que no anglicismo) está borrada de mi vocabulario personal. No distingo entre tiempo de ocio y tiempo de trabajo; todo es ocio, por eso antes dije que era un ocioso. Tengo la suerte de trabajar y de disfrutar de lo que me gusta.
Con todo añadiré que para ti el coleccionar tiene una peculiaridad especial.
Sí, coleccionar para mí es una pasión y también algo más que simplemente acumular objetos. Se trata de estudiarlos, buscar información sobre ellos y ampliarla hasta agotar todas las posibilidades de conocimiento de los mismos. Luego me paso a coleccionar algo distinto.
En estos momentos no excesivamente brillantes, más bien opacos y descoloridos, aparte de tus cosas, ¿qué te mueve?, ¿qué te preocupa?
Me preocupa la sexualidad del cangrejo ermitaño. Me preocupa mucho, palabra. Lo digo porque preocuparme de asunto más importantes me va a dar igual y como están las cosas de "atadas y bien atadas" …
¿Cuáles son los pilares que te sustentan?
Mis dos piernas.
¿Crees en el futuro?
Yo no creo en nada. La fe no es lo mío, solo razono. Y la razón lo primero que me dice es que el futuro no existe.
Y en la juventud, ¿crees en ella?
Primero habría que hablar de qué juventud hablamos. En mi opinión, estamos en una sociedad de clases antagónicas. En todo caso no me gusta lo que veo a mi alrededor y no hablo solo de Menorca. He vivido muchos años en Madrid. Quizás demasiados.
¿Qué personas, si las hay, han marcado tu vida?
No sé, son muchas y casi todas modestas, pero recuerdo -no sé por qué- a un profesor de filosofía que dijo un día: "el ser es aquello que no puede menos que existir". La verdad es que es una definición como mínimo elegante.
¿Qué te falta por hacer? ¿Subirte en globo?
El hijo y el libro ya los he tenido y hecho. Ahora me falta plantar el árbol. Las demás cosas que me quedan por hacer me las iré pensando sobre la marcha, así como las oportunidades que se presenten. En cuanto al globo, subí en uno para contemplar desde el aire el templo de Luxor en mi viaje a Egipto.
¿Qué nos falta o que nos sobra?
Si te refieres a los menorquines, nos falta espacio (en cuanto recorres 45 kilómetros te sales) también, aunque los hay, nos faltan algunos listos y nos sobran listillos.
Una persona como tú, vitalista al cien por mil, ¿qué le pides a la vida?
Yo no le pido nada a la vida. Me siento a la puerta de mi casa mascando mi pedazo de salazón, contemplando tranquilamente el espectáculo del sábado y espero lo que aquella quiera darme.
Mi experiencia me dice que mucha gente opinará que es una entrevista surrealista; aunque diferente a otras muchas no es surrealista es, esto sí, diferente, porque José Luis Terrón Ponce es un personaje distinto a muchos otros, con una filosofía personal propia, sin esquemas prefabricados, nacidos de su día a día y de sus razonamientos … aquí podría añadir aquel aforismo árabe: "Hay personas que se parecen más a su tiempo que a sus padres", y él, José Luis Terrón Ponce, es uno de ellos.
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