Cálida acogida para las cintas del cine independiente

El Mirador Café vuelve a ser escenario de los mejores cortometrajes del festival itinerante e internacional La Boca del Lobo, que cumple "15 años dando guerra"

Público. Respondió de nuevo a la llamada de La Boca del Lobo - Javier

Raquel MarquésMaó25/04/13 0:00

Menorca vuelve a acoger con los brazos abiertos las cintas más arriesgadas e interesantes del cine independiente. El Mirador Café de Maó dio el lunes el pistoletazo de salida a una nueva edición del festival itinerante e internacional La Boca del Lobo. Una cuarentena de trabajos, a una media de siete por sesión, irrumpen en la programación cultural del local hasta este sábado.

El buen ambiente y la afluencia de público marcó la primera jornada cinematográfica de un certamen que nace en Madrid con el objetivo de dar a conocer los jóvenes cineastas y sus trabajos a los espectadores y, al mismo tiempo, fomentar un intercambio que potencie la participación de proyectos extranjeros en el festival. La Boca del Lobo cumple este año "15 años dando guerra".

Esta decimoquinta edición proyecta el palmarés donde destacan, entre otros, el trabajo de Ventura Durall, "La sonrisa escondida" como Lobo al Mejor Corto Nacional o "Zombi", del madrileño David Moreno, galardonado al Mejor Guión.

En el primer pase se programaron los proyectos: "Curfew", de Shawn Christensen (Nueva York) reconocido por el jurado como Mejor Corto Internacional; "El Vendedor de Humo", de Jaime Maestro (Valencia); "De GenfØdte", de Henrik Bjerregaard (Dinamarca); "Mi ojo derecho", de Josecho de Linares (España); "Vinagre & Bombones", de Jesús Plaza (Bilbao-España); "Seven Minutes in the Warsaw Ghetto", de Johan Oettinger (Dinamarca), Lobo al Mejor Corto de Animación Internacional y "Pequeños Electrodomésticos", del madrileño Manuel Arija, galardonado con el Premio del Público.

La propuesta concluye el sábado con la sesión especial de cortos eróticos "La Boca Erótica".

La Boca del Lobo propone un modelo alternativo de certamen, organizándose en pequeños lugares, como Menorca, donde las relaciones entre público y realizadores sean más directas.