Sant Francesc. La tristeza y la aflicción se apoderó ayer de los cofrades y feligreses en general - Gemma Andreu

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El rostro del jovencísimo cofrade Enric Vidal lo expresaba todo. Sus lágrimas discurrían por sus mejillas mientras se agarraba fuertemente a su padre. Era el primer año que este niño iba a llevar el paso con la columna de la flagelación y la corona de espinas, conocida como el de los aspirantes. "Estoy muy disgustado". Estas fueron algunas de las pocas palabras que pudo pronunciar. Su padre, evidenciaba su tristeza por dos motivos, ver a su hijo llorar y la rabia y la impotencia de observar los pasos de la Oración en el huerto y Jesús Nazareno postrados en el interior de la iglesia. "Mi sentimiento es indescriptible, hoy (por ayer) debíamos sacar a nuestro patrón, Jesús Nazareno, en la procesión de la Cofradía del Via Crucis y hemos estado trabajando todo el año para vivir intensamente este momento que ahora vemos truncado". Así se expresaba Joan afligido por la situación.

La lluvia y el mal tiempo impidieron que la procesión saliera. La fe en que el tiempo amainara no cesaba y los cofrades confiaban en poder cumplir con la tradición. Finalmente, no fue posible.

Al tratarse de la procesión del Via Crucis, es esta cofradía la que se encarga de organizar el acto. De ahí que la decisión de anularla recayera también sobre ellos. Con el móvil en la mano y la cabeza alzada hacia el cielo, el Hermano Mayor, Antoni Seguí, iba informando al resto de cofradías sobre las decisiones que se iban tomando. Y es que la tarde de ayer fue sinceramente "caótica", señalaba. Se resistían a tomar una decisión tan dura pero el tiempo era muy poco seguro. Antes de iniciar el Via Crucis se anunció la decisión de suspender la procesión y el murmullo de los cofrades dio a entender su pena. El tiempo dio una tregua y la cofradía decidió efectuar un trayecto muy corto que iba a discurrir por las calles Fred, Sant Antoni e Isabel II, es decir, unos 400 metros de procesión que podían satisfacer a cofrades y feligreses en general. No obstante, la lluvia no permitió que esta opción se hiciera realidad. "Algunas cofradías nos confirmaron que iban a enviar a una representación", indicaba. Incluso, algunos cofrades pertenecientes a la parroquia de Santa María se desplazaron hasta Sant Francesc con la banda y los estandartes, "pero finalmente, no ha sido posible", aseguraba Seguí, quien manifestaba no tener palabras para describir tan dura decisión.

El hermano mayor indicaba no recordar ningún año pasado sin procesión del Domingo de Ramos. Hace una decena de años sí que se anuló la del Viernes Santo.

La mayoría de cofradías que ayer debían salir en procesión hicieron alguna acción dentro de sus respectivas parroquias.

Otro cofrade se resistía a abandonar la parroquia. Aseguraba, con la voz entrecortada, sentir "mucha pena". Este año había sido especialmente duro para él. Había hecho una promesa, la de llevar los pasos. "Confío en la procesión de Viernes Santo", revelaba.
La banda de la Cofradía del Vía Crucis tocó un par de piezas en el interior de la parroquia para concluir la jornada con menos tristeza. Las puertas de la parroquia se cerraron. Y los pasos quedaron dentro sin haber peregrinado.

Cabe señalar que aunque de forma habitual los cofrades de Sant Francesc desmontan los pasos tras la procesión para dejar preparada la imagen de La Verónica, este año, la Cofradía ha decidido dejarlos en la entrada de la parroquia hasta el miércoles como ofrenda a los feligreses.

De via crucis

"Ayúdanos a desenmascarar las tentaciones que prometen vida; da fuerza a la sutil voz de la conciencia; ayúdanos a no desanimarse ante las burlas del mundo cuando se ridiculiza la obediencia a tu voluntad; te pedimos que nos enseñes a creer; ayúdanos a renunciar a la soberbia destructiva; danos la fuerza de una bondad humilde; haz que caminemos a tu lado sin limitarnos a ofrecer solo palabras de compasión; no permitas que el muro del materialismo llegue a ser insuperable". Numerosos feligreses fortalecieron su devoción con estas y muchas otras reflexiones mientras acompañaban a Jesús en su Camino hacia la Cruz.

El obispo, Salvador Giménez Valls, acompañado de una importante representación del presbiterato, así como decenas de cofrades, hizo este Via Crucis reproduciendo cada una de las etapas de la Pasión del Hijo de Dios, desde su condena hasta que es trasladado al sepulcro, pasando, entre otras, por las tres caídas, el encuentro con las mujeres de Jerusalén, su crucifixión y muerte.

El obispo Salvador Giménez exaltó la presencia de tantos niños acompañando a Jesús en el camino a la cruz. Y reflexionó sobre ese acto tan emblemático para la fe cristiana. Ahondó en la necesidad personal de celebrar cada día la Eucaristía con más intensidad para transmitir a los demás una vida cristina plena y poder ser testimonio transparente y claro de la vida de Jesucristo. Tuvo también unas palabras para el nuevo papa Francisco al revelar que "mucho fieles me comentan y dan la enhorabuena por la elección".