El arquitecto Josep Maria Montaner, Premio Nacional de Urbanismo a la iniciativa periodística en 2005 por sus artículos en "El País" y "La Vanguardia", ofreció ayer en Maó una conferencia sobre "Política y Urbanismo". Invitado por la Delegación en Menorca del Colegio Oficial de Arquitectos de las Illes Balears, Montaner hizo una aproximación a la interrelación que a lo largo de la historia ha existido entre ambos términos, haciendo hincapié en las diferentes manifestaciones que de ella se han derivado: desde el uso del urbanismo para ejercer un "control excesivo" sobre la ciudadanía al surgimiento de la nueva subjetividad que propugnaría "una nueva vida urbana, más comunitaria y solidaria".
Montaner centró parte de su intervención en abordar este binomio que conforman urbanismo y política desde la perspectiva de la participación ciudadana y, especialmente, desde la perspectiva de la igualdad de género. "La evolución de la sociedad española se refleja muy bien en el urbanismo y en la arquitectura", defendió. Y esta evolución tiende a la feminización en la concepción de los espacios públicos y privados, es decir, en la estructura de las viviendas particulares y de las zonas y edificios públicos. "Las ciudades que se feminizan se hacen más igualitarias", aseveró.
Aunque todavía hay ejemplos de ciudades poco igualitarias, entre las que citó Madrid y Valencia, el catedrático de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona aprobó, en general, el diseño urbanístico de las grandes urbes españolas, especialmente las del País Vasco. En éstas confluyen elementos y características que las sitúan como referentes en el diseño urbanístico actual como, por ejemplo, la recuperación y adecuación de espacios para los peatones y los ciclistas, la inclusión de zonas ajardinadas y parques, el desarrollo del transporte público, etcétera.
"Podríamos decir que una ciudad diseñada para los coches, para los movimientos y desplazamientos rápidos, es una ciudad más masculina; por contra, una ciudad más peatonalizada, más pacificada, es una ciudad más pensada para las mujeres, los niños y las personas mayores", razonó el arquitecto catalán quien, por otra parte, quiso romper con la tradicional asociación de unas u otras políticas a unos u otros partidos.
"La historia nos dice que la izquierda ha hecho un urbanismo más social, más público, un urbanismo también más regulado, y que, en cambio, la derecha ha priorizado más los intereses privados y la desregularización. Pero eso depende de las personas y de la masa crítica de las ciudades como lo demuestran casos como el de Málaga o Vitoria, ambas gobernadas por el Partido Popular y, hoy día, referentes en políticas de igualdad de género y medio ambiente", argumentó.
El reputado arquitecto también reflexionó sobre el debate abierto en Menorca en torno a la modificación del Plan Territorial Insular. "No se puede negar que el hecho que haya habido esta protección del territorio ha permitido que Menorca conserve hoy esta riqueza paisajística, agraria y, a la postre, turística", valoró Montaner que, a su vez, apostó por explorar "alternativas económicas que se puedan desarrollar en un entorno protegido". "La solución no está en volver a modelos especulativos del pasado", concluyó.
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