Autoridad Portuaria de Balears defiende y sigue adelante con el dragado del puerto de Maó, ya que la rada necesita recuperar su antiguo calado para afrontar con seguridad futuros incrementos de tráfico de cruceros.
El ente gestor quiso transmitir ayer "máxima transparencia" en una Jornada Técnica dirigida a "mantener informada a la sociedad en relación a esta gestión del dragado" y en la que técnicos de la rada mahonesa y expertos de empresas contratadas por APB explicaron el porqué de la necesidad de dragar el puerto, la tramitación ambiental seguida, la caracterización de los sedimentos, la afectación del posterior vertido al entorno y el plan de vigilancia ambiental.
El proyecto ha generado preocupación y la aparición de voces discordantes. Por ello, Autoridad Portuaria reiteró la seguridad del proyecto haciendo especial hincapié a la instalación de una barrera antiturbieza que permitirá atrapar el sedimento en suspensión y evitar por tanto que llegue a la costa o en zonas más delicadas, como es la comunidad de Maërl que existe cerca de la Illa de l'Aire.
El colectivo de pescadores manifestó ayer públicamente su preocupación por cómo afectará de este dragado a su actividad. De ahí que Antonio Ginard, de Proyectos y Obras de la APB, aseguró que hay una serie de medidas previstas para reducir el impacto, en especial, acciones de control en la zona de moluscos.
A su vez, Francisco Mir, de CBBA, aseveró que ante la aparición de cualquier problema "antes se paralizaría el dragado que la actividad pesquera". No obstante, reconocieron que "la afectación no puede preverse pero puede controlarse".
Los ponentes coincidieron en apuntar que el vertido al mar de los materiales es mucho más recomendable y menos contaminante que su extracción. Mir también apuntó que cada vez que entra o sale un barco se produce una resuspensión del sedimento. "Con el dragado se produce el mismo movimiento, por lo que, medioambientalmente es mucho mejor sacar este sedimento del interior del puerto para que la resuspensión no se produzca".
Asimismo, los materiales del dragado se verterán de forma paralela a los anteriores vertidos realizados (el último tuvo lugar en 1996) puesto que estos materiales antiguos han sido colonizados por animales y algas rojas, y se pretende que el refugio de peces no quede sepultado.
El vertido se realizará a unas dos millas de la bocana del puerto y a una profundidad de 53 metros, en una zona arenosa y donde se prevé que el material no se desplace más de un centenar de metros. El dragado afecta a una lámina de agua de 250.000 metros cuadrados y está previsto extraer 200.000 metros cúbicos de materiales .
El estudio de caracterización de sedimentos señala que la concentración de sustancias tóxicas o no deseables en los materiales a dragar son de categoría II, es decir, la concentración de contaminantes es moderada. Por este motivo, puede proyectarse el vertido al mar, siempre controlado con un plan de seguimiento medioambiental, según marca el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) y que "cumpliremos a rajatabla", apuntaba Francisco Mir.
A pesar de este ejercicio de transparencia, Benjamí Reviriego, también del Centre Balear de Biologia Aplicada, desveló que es necesario un plan especial para el máximo control de las tareas. Según las hipótesis de impacto que se barajan, el dragado puede tener afecciones puntuales en el marisqueo "tanto por la eventual incorporación de contaminantes originarios del sedimento como por la posible aparición de proliferación de fitoplácton tóxico".
La zona también podría sufrir una pérdida de la calidad del agua de baño aunque no habrá efectos significativos sobre las especies que viven en el fondo. Matizó que los efectos sobre la pesca no deben tenerse en cuenta puesto que no está permitido dentro del recinto portuario. Respecto a la zona de vertido, advirtió de los posibles efectos de cubrimiento del sustrato marino por vertido del material dragado y una pérdida de la calidad del agua de baño. No obstante, defendió también el vertido al mar, según marca el CEDEX.
A los trabajos de dragado precede una inspección visual y comprobación de que todas las características de la zona coinciden con los estudios realizados. También se ha efectuado un informe arqueológico a requerimiento del Consell.
Por otra parte, y según recomendación de la Capitanía Marítima, no se realizará el dragado con vientos superiores a cinco nudos de componente este para que las corrientes no desplacen los sedimentos hacia la costa.
Además, el ente gestor del puerto de Maó pondrá a disposición una página web para que sea posible hacer un seguimiento del plan de vigilancia ambiental. También se podrá consultar online el posicionamiento de la draga y la trayectoria de los buques que harán el vertido.
Los altos niveles de plomo prohíben el marisqueo
La Conselleria de Agricultura y Pesca del Govern ha prohibido el marisqueo y el cultivo marino en la zona adaptada para ello del puerto de Maó tras haber superado los niveles de plomo permitidos. Los mariscadores llevan en torno a dos semanas sin poder faenar.
El inspector de Pesca del Consell, Félix de Pablo, señalaba ayer que es la primera vez que ocurre esta situación, de la que tenga conocimiento, al tratarse de una situación poco habitual.
Desde el momento que se prohibió la recogida y comercialización de este producto se están llevando a cabo análisis para que los niveles vuelvan a los parámetros normales.
De Pablo señala, no obstante, que estos niveles que se han superado "estaban cerca del nivel permitido" no obstante, fue necesario esta parada biológica para recuperar la normalidad.
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