El Ecomuseo Cap de Cavalleria cierra tras 16 años como centro de interpretación del yacimiento arqueológico de Sa Nitja y como atractivo cultural. Pero en este caso, la clausura no se debe a motivos económicos teniendo en cuenta que el centro museístico recibe una media de 10.000 visitas al año. El motivo es la falta de apoyo institucional para mantener un proyecto autogestionado por la Associació Cultural Sa Nitja.
Por un lado, la propiedad de la finca Santa Teresa, dónde se aloja el Ecomuseo, no ha renovado la continuidad del centro museístico. El presidente de la Associació Cultural Sa Nitja, Fernando Contreras, explica que no ha sido posible alcanzar un acuerdo con los propietarios para mantener el centro de interpretación a largo plazo.
"Pagábamos una renta anual de 12.000 euros a la propiedad por el uso de las edificaciones de Santa Teresa, incluso habíamos propuesto incrementar hasta en 20.000 euros el alquiler, pero los titulares de la finca han optado por denegar nuestra permanencia", afirma.
Contreras señala que tanto el Consell como el Ayuntamiento de Es Mercadal conocían desde hace un año el desmantelamiento en perspectiva del Ecomuseo "sin que haya habido ningún gesto para mantenerlo". Para evitar la desaparición del Ecomuseo la asociación planteó la posibilidad de trasladar el centro museístico al recinto del faro de Cavalleria.
Sin embargo, según Contreras, "no ha habido ningún esfuerzo claro por parte del Ayuntamiento en favor de esta posible solución, se ha demostrado que el Consistorio no ha creído en el potencial del Ecomuseo ni en la importancia de mantener el único centro arqueológico que hay en el municipio, vinculado al patrimonio y paisaje de la costa norte. Nos duele ver como el Ecomuseo se ve obligado a cerrar tras 16 años de positiva experiencia y como centro que recibe miles de visitantes cada año".
Pese al cierre del Ecomuseo, Fernando Contreras manifiesta el compromiso de la Associació Cultural Sa Nitja de continuar con la excavación arqueológica del yacimiento y con la labor de investigación de los restos romanos. Las campañas de la entidad cuentan cada año con 200 alumnos que proceden del extranjero y que llegan a la Isla atraídos por su arqueología y patrimonio histórico y cultural. "A partir de ahora la difusión de nuestro trabajo e investigaciones deberemos realizarla a través de los canales informativos, los medios de comunicación e internet", dice.
La falta de apoyo de las administraciones de Menorca ha llevado a la entidad a abrir otros proyectos de estudio arqueológico fuera de la Isla, en el Golfo de Nápoles y Portugal, "lugares dónde hemos encontrado colaboración de las instituciones públicas".
Fernando Contreras quiere dejar claro que "pese a que seguiremos investigando el yacimiento de Sa Nitja, como entidad nos queremos desvincular de cualquier proyecto y actuación que puedan decidirse a partir de ahora en Cap de Cavalleria y Sa Nitja".
Contreras anuncia que el equipamiento de la exposición del Ecomuseo, como los aparatos de proyección audiovisual, maquetas e iluminación, se cederán al Museo Militar de Es Castell que proyecta mejorar su muestra.
Un proyecto museístico autogestionado y sin subvenciones
El Ecomuseo se ha autogestionado durante estos 16 años, funcionando sin subvenciones públicas. Contreras explica que el leve descenso de la visitas por la incidencia de la crisis desde 2008 no ha repercutido en su funcionamiento debido a que "el resto de actividades permiten mantener la actividad del centro museístico, por lo que el cierre no viene motivado por motivos económicos, que son secundarios".
La entidad que gestiona Fernando Contreras se dedica a la investigación, difusión y protección del patrimonio histórico de Sa Nitja, dónde se realizan campañas de prospección submarina en los pecios romanos y de excavación en el puerto, en los restos del campamento militar y la ciudad romana.
El Ecomuseo se había convertido en el centro de acogida de visitantes para difundir el rico patrimonio arqueológico de la zona, con la exposición de piezas únicas de las excavaciones, y para divulgar los valores del entorno.
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