Son Bou. Es uno de los diez núcleos turísticos que ha sido objeto de estudio por parte del OBSAM - Archivo

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Casi el 50 por ciento de las nuevas plazas de alojamiento residencial levantadas desde 1991 (número de viviendas multiplicado por tres) se han creado desde 2003 hasta hoy. Este hecho, de cuya evidencia se da constancia en un reciente proyecto de investigación respaldado por el Observatori Socioambiental de Menorca (OBSAM) y el Institut Menorquí d'Estudis (IME), indica que la construcción de vivienda con uso residencial en la Isla ha crecido con más intensidad en los núcleos tradicionales que en los turísticos.

Observado los gráficos que aparecen en el estudio referidos a la capacidad de alojamiento en Menorca (1991-2009), el estudio revela que se ha pasado de las 126.735 plazas de alojamiento residencial de 1991 a las 176.652 de 2010. La variación en el período 1991-2010 ha rozado, pues, las 50.000 plazas, mientras que en los últimos diez años del lapso temporal estudiado (2000-2010) ha alcanzado las 34.998 plazas. La mitad, prácticamente, de las 49.917 plazas residenciales creadas en la Isla desde 1991 se han creado desde 2003 (23.493).

Los datos reflejados en este trabajo forman parte del Proyecto ASANT, coordinado por Marta Pérez y desarrollado con ayuda del Institut de Ciència i Tecnologia Ambiental (ICTA) de la Universitat Autònoma de Barcelona y del programa voluntariado ambiental de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (VOLCAM). El objetivo de la investigación, que tuvo una primera fase en 2010, es el análisis de los cambios territoriales sucedidos de la mano del turismo, así como las características demográficas, económicas, urbanas y ambientales.

La memoria que han ayudado a alumbrar el OBSAM y el ICTE recopila y analiza los datos recogidos en dos años de investigación en los que se han estudiado un total de diez núcleos turísticos de Menorca: Punta Prima y Binibèquer Nou en Sant Lluís; Santo Tomàs, en Es Migjorn Gran; Platges de Fornells, Son Parc y S'Arenal d'en Castell en Es Mercadal; Son Bou, en Alaior; y Cala en Bosc y Cap d'Artrutx en Ciutadella.

El primer capítulo del estudio analiza los cambios en los usos del suelo en estos diez núcleos en tres años diferentes. El primer año es 1956, cuando aún no se había iniciado el desarrollo turístico en Menorca. El segundo año de estudio es 1981, pasado el primer boom hotelero de la década de los 70 y a punto de iniciarse el segundo boom, éste extrahotelero. El tercer año de estudio es 2001, una vez Menorca ya se encuentra en un estado maduro de su desarrollo turístico.

Primer boom
Analizando estas diferentes etapas, el trabajo deja un buen ramillete de datos interesantes. Por ejemplo, que de las 10.924 plazas que se crearon en el primer boom -entre 1969, cuando se inauguró el nuevo Aeropuerto de Menorca hasta la crisis del petróleo en 1973-, 7.472 fueron de hoteles de dos y tres estrellas (el 68 por ciento). La entrada de capital extranjero, siendo algunos turoperadores los promotores, ayudó sin duda, según el estudio, a este incremento acelerado en la construcción de hoteles. En esta etapa se pasó de las 1.594 plazas hoteleras en 1965 a las 12.518 de 1973.

Después de este primer boom hotelero, el proceso urbanizador y de creación de plazas turísticas se frenó de forma importante hasta el inicio de la década de los 80. Si en el período anterior se crearon más de 10.000 plazas turísticas, durante estos siete años de estancamiento se crearon 307 plazas nuevas.

Segundo boom

Pero con el inicio de la década de los 80 y la reactivación general de la economía, una vez pasada la crisis de 1973, Menorca volvió a vivir –recuerda el estudio- una fuerte actividad turística. Este segundo boom turístico fue hotelero, pero sobretodo extrahotelero. Aunque durante estos años se siguieron construyendo hoteles (4.523 plazas nuevas) fueron los apartamentos los que acapararon el máximo protagonismo (las plazas en apartamentos turísticos aumentaron en 14.636 plazas). Al final de este segundo boom, ya existían tantas plazas hoteleras como extrahoteleras.

Tercer boom
En la década de los 90 y hasta bien entrado el siglo XXI la oferta turística aumentó –describe el documento-, tanto en lo que respecta a los hoteles como a los apartamentos y otros alojamientos extrahoteleros, pero de formas más moderada. Se crearon 12.576 plazas nuevas, el 55 por ciento de oferta extrahotelera (7.041 nuevas plazas) y el 45 por ciento de plazas hoteleras (5.715 plazas).