El discurso de fin de año de José Ramón Bauzá, presidente del Govern, estaba anunciado para las 21.30 horas en IB3. No obstante, a esa hora la televisión daba inicio al programa estrella del canal autonómico, "El temps". Siete minutos y medio de nubes y claros, de temperaturas mínimas y precipitaciones por venir, y sin anuncios de por medio, una música como solemne nos adentraba en el despacho del presidente.
Bauzá salió de detrás de la mesa de su despacho agradeciendo la acogida que le brindaba aquel espectador que tras las previsiones meteorológicas no había cambiado de canal. Traje negro, corbata roja. Un plano abierto permitía ver la decoración de su despacho, con mucho libro, algunas montañas de papeles, una foto paisajística, ornamentos diversos, una ponsetia navideña y varios símbolos religiosos.
El plano se acercó enseguida. Bauzá unía y separaba las manos, gesticulaba ostensiblemente para dar énfasis a sus palabras. Su primer enunciado sonó a discurso de "miss" en pleno concurso, deseando el final de todos los conflictos, desigualdades e injusticias del mundo. Acto seguido, y como era previsible, Bauzá reclamó unidad para afrontar los retos existentes y puso a las familias como ejemplo al respecto.
La realización iba combinando dos planos distintos de Bauzá, uno más próximo en el que apenas se le veían las manos. Aparece la crisis. "Dejamos atrás un año que ha sido difícil. Pero también dejamos atrás un año que nos acerca más a la salidad de la crisis. Con la seguridad de estar haciendo todo lo que es necesario". En 2013, dice, "encontraremos obstáculos" aunque tiene por cierto que "los superaremos".
Alusión indirecta a los recortes, subidas de impuestos o similares: "Ninguna de las medidas que ha tomado este Govern supone por sí misma la solución de todos los problemas. Pero, juntas, crean indudablemente las bases de un futuro mejor".
Bauzá, que siempre habló en catalán, le buscó lo positivo al 2012, "hemos podido cumplir con muchos compromisos atradasados" y habló sin matices de una buena temporada turística. El objetivo principal continuará siendo, aseveró, "la creación de puestos de trabajo" con lo que lanzó un mensaje de esperanza a los parados, eso sí, "desde el realismo". Cualquiera se atreve.
Habló de confianza, de empuje, y para ello tiró de historia, concretamente recordó la crisis de la plaga de la "filoxera" que en 1891 acabó con las plantaciones de vid, cuando en peores condiciones nuestros antepasados encontraron el modo de salir adelante, concretamente con la alternativa de los almendros. "Este es el espíritu que mueve nuestro pueblo". "El mensaje de nuestros antepasados es de esperanza, no debemos bajar los brazos, ni debemos caer en el desánimo".
"Tirarem endavant", dijo, aunque para ello cree que necesitaremos nada más y nada menos que "esfuerzos, sacrificios, vocación de superación y una voluntad de hierro". Y ya que tenía en marcha la máquina del tiempo, hizo referencia al 300 anviversario del nacimiento de Fray Junípero Serra, cuya actitud positiva constituye otro ejemplo a seguir.
Cinco minutos y cincuenta segundos después se despidió con el clásico "Feliç any nou!"
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