Poeta. José Corredor-Matheos es licenciado en Derecho aunque más conocido por su poesía, como historiador del arte, ensayista y traductor. También es miembro de la Academia de las Bellas Artes San Fernando - www.fenavin.com

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José Corredor-Matheos (Alcázar de San Juan, Ciudad Real, 1929) es licenciado en Derecho, pero más conocido como poeta, historiador del arte, ensayista y traductor. Es miembro de la Academia de las Bellas Artes San Fernando y es autor de diversas monografías sobre arte contemporáneo, arquitectura, diseño y artes populares. Su trayectoria poética se inició en 1953 con el libro "Ocasiones para amarte", al cual le han seguido "Carta a Li Po", "El don de la ignorancia…" por citar algunos de ejemplos.
En su haber cuenta con diferentes premios como la Creu de Sant Jordi (1988), el Premi d'Arts Plàstiques de la Generalitat de Catalunya (1993) y el Premio Nacional de Poesía (2005), entre otros.

"En estos tiempos, ¿queda un espacio para la poesía?" es el título de la conferencia que ofrecerá en la Biblioteca Rubió. ¿Son buenos tiempos para la poesía?
Debería quedar un espacio para la poesía, pero nuestra sociedad está enfocada primordial y caso exclusivamente al mercado. Un consejero de la comunidad autónoma donde vivo dijo en unas declaraciones que "si alguien quiere estudiar lenguas clásicas (y se trataba, sin duda, de un ejemplo) se lo tenía que pagar él, porque la Universidad estaba al servicio del mercado". La poesía no es productiva, tal como la entiende el mercado. Y son muchos los que, después de una larga jornada de trabajo, llegan cansados a su casa, han de compartir un tiempo con su familia y, cuando han acabado de cenar, están tan cansados que se plantan delante de la televisión o, en el mejor de los casos, se ponen a leer una novelita que les distraiga, pero que no les haga pensar ni les complique de ningún otro modo en esos instantes de relax. Sí, estos tiempos no pueden ser peores para la poesía.

La poesía es uno de los géneros literarios más difíciles de acceder. ¿Qué recomienda usted para acercarse a ella?
No es difícil acceder a la poesía. Un poema no es un jeroglífico y no es cuestión de pensar, sino de sentir. Solo hace falta dejarse ir, sentirnos solos y en silencio. Una soledad y un silencio que podemos alcanzar en medio de la multitud.

La poesía y la filosofía nos hacen reflexionar, ¿podemos decir que ambas disciplinas se hallan muy cercanas?
Existe una honda relación entre la poesía y la filosofía, pero la filosofía es pensamiento y, desde hace siglos, pensamiento racional, mientras que en la poesía intervienen también otras potencias: la intuición, la imaginación, la sensibilidad… Wittgenstein, el gran filósofo, escribió que es la poesía, y no la filosofía, la que puede acercarse a la realidad.

Su poesía está marcada por el taoísmo y budismo. ¿Es esta influencia la que le lleva a la búsqueda de la poesía pura, a la depuración estilística?
Mi interés por el budismo zen y el taoísmo y la influencia que ejercen sobre mi poesía guardan relación con mi inclinación al despojamiento y a lo esencial.

Se dice que su obra poética da un giro en 1975 con la obra "Carta a Li-Po". ¿Qué le interesó de la filosofía oriental?
Por las razones que acabo de aducir mi poesía se acercó a la sabiduría y las doctrinas orientales, y esto ocurrió con un libro iniciado en 1970 y publicado en 1975, titulado "Carta a Li Po". En los siguientes libros la atracción por lo esencial se mantiene, pero la influencia oriental ha ido menguando en la forma, pero no en el fondo, con lo que coincido.

¿Es el haiku una buena manera de acceder a dicha filosofía?
Contra lo que parece actualmente, el haiku no es lo que puede aproximarnos o iniciarnos en la poesía oriental. Hacer un haiku es muy difícil, no solamente por la enorme dificultad de llevar a cabo una síntesis como la que exige, sino también porque la mentalidad, hábitos mentales y prácticas poéticas son muy distintos a las occidentales. Muchos creen que, al ser tan breve, es fácil de hacer, pero se engañan. Hay una enorme confusión en este sentido. Se trata, además, de una moda, que es algo, en general, negativo como tal.

En "Escritos sobre el arte y la poesía en Castilla-La Mancha" (2010) usted dijo: "El arte es uno de los frutos más idóneos para mostrar. Imagen, siempre, que revela de manera completa cómo somos, no sólo cómo creemos ser". ¿El arte nos ayuda a descifrarnos?
Ciertamente, el arte, y por lo tanto la poesía, puede ayudarnos a conocernos y a conocer mejor la realidad. La obra surge del fondo de nuestro ser, no se trata sólo de la mente, sino de todo nuestro ser. Nuestro interior está en comunicación profunda con lo real. Sumergirnos en él nos acerca de manera más directa al todo.

Arte y poesía forman parte de su existencia. ¿En qué punto se encuentran ambas disciplinas?
Arte y poesía tienen vida propia y son independientes, en lo esencial, del mundo que nos rodea. Si siguen vigentes creaciones tan lejanas a nosotros y siguen emocionándonos, como Sófocles, Horacio, Dante, Shakespeare, Cervantes, San Juan de la Cruz, Velázquez, Vermeer, Bach, Mozart, por dar algunos ejemplos, es porque sus obras no estaban en función de su tiempo, como algunos parece que han creído, sino en conexión con lo más profundo del ser humano, que se mantiene a través del tiempo.

¿Qué opinión le merece la situación cultural actual de nuestro país?
Creo que hay verdaderos creadores en todos los campos, pero la confusión y los mercados, en las artes que dependen de ellos, impide ver muchas veces al público en general, apreciar lo que es grano y lo que es paja. Y observemos que, con demasiada frecuencia, el mercado promueve la violencia, lo que es provocador. Pero no es un problema solo español: ahora, todo es global, en mayor o menor medida. Afortunadamente, la poesía no puede interesar al mercado, porque, al contrario de la pintura, por ejemplo, no existe un original que se pueda vender. Estoy seguro que la pintura, a pesar de las altas cifras de venta que se han alcanzado, no interesa, en general, por su valor artístico, sino porque se le supone un valor económico y, en muchos casos, se contempla como una inversión (ahora, con la crisis, muchos habrán tenido más de un susto).