Binimel·là. La organización señalizó las zonas con flora protegida para evitar impactos y la erosión - kike cardona/nini marquès/rita pons

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La Volta en BTT estrenó ayer su segunda etapa con salida desde Fornells. El recorrido de 62 kilómetros se realizó a buen ritmo y con un día de sol y sin viento. La de ayer fue una ruta de mayor dificultad debido a que el itinerario discurrió por terreno con desniveles y los bikers llevaban acumulado el cansancio de la primera jornada.

El igual que la etapa anterior, el Camí de Cavalls volvió a tener poco protagonismo, y sólo se recorrió de Cala Tirant a Binimel·là y de Son Parc a Ses Salines. El paisaje también resultó inédito para los ciclistas más experimentados, con el paso por las propiedades privadas de Montpalau, Son Gall (donde se realizó el avituallamiento) y Subaida, entre otras fincas que dieron permiso. Muchos de los ciclistas se sorprendieron de la espectacularidad del entorno natural de estos caminos interiores. Por otro lado, ayer se produjo la única caída importante de las dos jornadas que ya lleva la Volta en BTT, cuando uno de los bikers se clavó el plato de la bicicleta en una pierna al caerse. El herido fue curado de inmediato. Tampoco se detectaron averías importantes durante la ruta. De hecho, el uso de los neumáticos "tube less", es decir, sin cámara y con líquido de látex, se ha hecho imprescindible en los últimos años debido al terreno rocoso menorquín, lo que evita muchos pinchazos.

Desde la Penya Ciclista Ciutadella, organizadora de la Volta en BTT, ayer se tuvo especial cuidado en señalizar y explicar a los bikers las zonas que forman parte del programa Life+Reneix en Binimel·là, dónde hay especies vegetales endémicas, para evitar impactos y la erosión al paso de las bicicletas.

Los bikers completaron la etapa de ayer entre las 13.30 y las 15.30 horas, con el chapuzón final de muchos debido al calor.