Los padres de Leo Pons Coll, residente desde hace unos años en Brooklyn, están muy pendientes desde Ferreries de las noticias del huracán Sandy. Su hija lleva unos años residiendo en Nueva York y están en contacto permanente con ella para saber como se encuentra. Ayer tarde hablaron con ella por teléfono. "Está encerrada en casa con su marido, no ha ido a trabajar y han hecho acopio de comida. Esperarán a que pase la tormenta", explicaba ayer su padre desde Ferreries, "el problema es si sale a la calle, esperemos que todo vaya bien", añadía.
No son los únicos que están pendientes del huracán desde la Isla. Janet Greco, americana afincada en Menorca, también sigue con interés las noticias por la televisión, aunque su principal medio para comunicarse con sus familiares es vía telefónica y a través del facebook. Sus padres, de 85 y 88 años, viven cerca de Philadelphia y su hermana tiene una casa en Long Beach Island, dos zonas que se verán afectadas por el paso de la tormenta. Janet Greco conoce la fuerza de los huracanes y sigue con preocupación todas las noticias que llegan. La americana es una de las impulsoras del programa de hermanamiento entre la Ether A. Jacobson Elementary School de New Jersey y los alumnos de Primaria del Colegio Nuestra Señora de la Consolación de Ciutadella. El centro, según confirmaron ayer, no disponía de noticias de la escuela con la que mantienen el hermanamiento.
El paso de la tormenta por el Caribe ya ha dejado una estela de destrucción, con la pérdida de 64 vidas humanas. Maryland, Pensilvania, Virginia, Connecticut, Nueva Jersey, Massacussets, Delaware, Rhode Island además del Distrito de Columbia son los Estados de los EUA que se encuentran en emergencia ante la llegada del huracán Sandy, con vientos de 120 kilómetros por hora.
Pako Bagur Gomila, natural de Alaior y de 38 años, vive en White Plains, una población que se encuentra a unos 40 kilómetros al norte del centro de Manhattan. Ayer por la tarde explicaba que "de momento aquí solo se está notando que el viento está aumentando de intensidad, porque en principio la parte más fuerte del huracán se espera por la tarde (es decir, durante la pasada noche en Menorca, por la diferencia horaria)". Al alaiorense, que hace dos años que reside en Estados Unidos, lo que más le ha afectado del huracán es que se ha suspendido el trabajo y debe permanecer en casa, sin poder ir a trabajar. "De momento estamos encerrados, y seguramente mañana (por hoy) tampoco acudiremos al trabajo. La corriente eléctrica sigue funcionando y esperemos que siga así". Precisamente, la operatividad ayer tarde de la electricidad permitió a Pako Bagur mantenerse en contacto desde su casa con el exterior mediante internet.
También encerrada en su piso estaba ayer Violeta Barca-Fontana, menorquina residente en Nueva York. "Yo estoy en una de las zonas de evacuación, entre la B y la C, pero de momento solo han obligado a evacuar la zona A", explicó. De hecho, en la ciudad de los rascacielos se ha evacuado a más de 375.000 personas.
En cambio, a Carlota Fluxa Van Delzen, también menorquina y residente en Brooklyn, el huracán la ha cogido de trabajo en México. Ayer explicaba que se encontraba en el aeropuerto mejicano. "Han cancelado el vuelo que me tenía que llevar de regreso a Nueva York. Muchas de las conexiones y rutas aéreas han quedado suspendidas por el huracán. Parece que no podré salir de Mexico hasta el viernes, es lo que nos ha dicho la compañía aérea. Todo es muy caótico", comentaba. Fluxa es periodista y lleva un tiempo residiendo en la ciudad de los rascacielos. También las redes sociales e internet le permiten desde Mexico seguir las noticias del huracán y estar en contacto con sus amigos neoyorquinos y su entorno cercano menorquín.
Por su parte, Pablo Delkan, otro menorquín emigrado a los EUA, envió ayer a este diario el siguiente mensaje: "Sí, todo bien. Estamos en la Zona A. Acabamos de llamar a un restaurante para que nos traigan algo para comer en casa. Mi empresa ha cerrado las oficinas hoy y mañana, así que estoy trabajando desde casa. Tengo la nevera lista para sobrevivir dos días con suficiente comida. El huracán aún no ha llegado, pero hace mucho viento y llueve... Lo peor está aún por llegar... Los cristales del restaurante debajo de nuestra casa han estallado esta mañana, probablemente por algo que arrastraba el viento". Sus testimonios hacen que el huracán se vea como algo no tan lejano.
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