El puerto de Palma registró en 2011 unas 500 escalas de cruceros turísticos. De estas entradas, 170 (un 34 por ciento) podrían haber atracado en la rada mahonesa al ser barcos con una eslora que no supera los 235 o 240 metros, el máximo recomendado para el puerto de Maó.
Esta pared que separa la actividad en turismo de cruceros de Mallorca con la de Menorca y también Eivissa es la que Autoridad Portuaria de Balears quiere derribar al ser "un mercado importante que tiene cabida en el puerto de Maó y que, por tanto, hay que acercar", señalan desde el ente gestor. Para Autoridad Portuaria, hay un mercado "exclusivo" que podría recalar en la Isla, y cuyo problema no es "cuestión de puerto" sino de "destino". Indican que si no vienen es porque no existe el atractivo que requieren o desconocen la singularidad del enclave.
Es, en este sentido, que Autoridad Portuaria de Balears ha organizado, en coordinación con la Oficina Española de Turismo de Miami, un viaje de familiarización turística (fam trip) por Balears con el objetivo de dar a conocer a las principales compañías de cruceros de pequeña y mediana eslora de ámbito internacional los atractivos del Archipiélago como destino turístico.
El jefe de división del puerto de Maó, Jesús Fernández-Reyes, puntualizaba en este sentido que "no descartamos a los barcos de grandes esloras" aunque matizaba que "un megacrucero mueve a unos 48 autocares, en Menorca no es posible moverlo". Resaltaba que "estos agentes vienen a estudiar las posibilidades que tienen nuestros puertos en barcos menores para ofrecer un producto distinto a lo que todo el mundo plantea". Así, añadía que "los barcos con 3.500 pasajeros necesitan explanadas para los autobuses, en Menorca no tendríamos capacidad".
El jefe de división de la rada mahonesa informó a su vez de que este año, el puerto ha incrementado el número de escalas en un 5 por ciento mientras que, de momento, y según la programación ya cerrada, de cara a 2013 el incremento será de un 18 por ciento. Aunque estas buenas sensaciones se visualicen para el puerto de Maó, Jesús Fernández-Reyes, preguntado sobre la afectación en Maó de la puesta en marcha del dique de Son Blanc, aseveró rotundo que "vendemos Menorca como destino, enseñamos las potencialidades en su conjunto".
Este viaje de familiarización ha traído a la Isla a tres representantes de Paul Gauguin Cruises y Silversea Cruises.
Jesús Fernández-Reyes apuntaba que la actividad busca dos objetivos. Por un lado, dar a conocer la singularidad del lugar y sus capacidades y, por otro, poner en valor las instalaciones portuarias haciendo hincapié a las estadísticas de gran satisfacción en "seguridad, limpieza y tranquilidad". A pesar de ello, puntualizaba que "un puerto puede tener unas instalaciones pero el crucerista busca un destino final".
Así, Fernández-Reyes anunciaba que estos agentes "buscan novedades para incluir en sus rutas". Los agentes desplazados a Balears "han transmitido que aunque tienen clientes que buscan el tipo de turismo que oferta Eivissa, hay otro que valora la tranquilidad, la naturaleza y unos servicios de calidad" que serían potenciales turistas para la Isla.
El turista que viaja con estas compañías de cruceros cuentan con un poder adquisitivo medio-alto y alto, lo que supondría para la Isla un impulso para la reactivación económica del sector empresarial. No obstante, y aunque los agentes piden información y aclaraciones, "no se manifiestan" sobre la inclusión de estos puertos en sus rutas. Además, destacaba que la programación para 2013 está prácticamente cerrada, por lo que, estaría encaminado hacia la próxima temporada 2014.
La visita ha incluido no solo el potencial cultural y natural de la Isla sino también los servicios que se ofrecen en la Isla. Los representantes de estas líneas de cruceros de lujo visitaron el jueves por la noche la bodega de Binifadet y ayer conocieron la singularidad del puerto de Maó con un trayecto en barco, visitaron el Castillo de San Felipe, disfrutaron con una exhibición ecuestre en Son Martorellet y pasearon por el casco antiguo de Ciutadella. También conocieron Fornells, la Torre d'en Galmés y finalmente, saborearon un cóctel de despedida en la emblemática Cova d'en Xoroi.
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